Es un gran país, que lucha por el liderazgo mundial, pero sus cartas están marcadas. Competir en un mundo capitalista con un régimen comunista, sin democracia, ni libertades, ni transparencia, ni derechos humanos, es muy fácil.

Respecto al covid todo es muy oscuro, salvo que se originó en Wuhan; si de modo natural o artificial en su famoso laboratorio, eso no se sabe. Pero sí que se ocultó varias semanas perdiendo un tiempo precioso con el vergonzoso beneplácito de la Organización Mundial de la Salud. Los primeros médicos que lo denunciaron fueron represaliados, detenidos y hoy están muertos, como Li Wenliang. Dicen que tuvieron 8.500 infectados y 4.600 muertos, con 1.400 millones de habitantes. No se lo cree nadie. Otros hablan de 136.000 muertos.

China ha construido su relato; como buenos comunistas es propaganda, va de capacidad científica y tecnológica de respuesta rápida y diligente. No se acepta que nadie lo contradiga. Si lo hace un nacional es acusado de traidor y enemigo del régimen, con lo que eso supone en una dictadura con pena de muerte.

Y SACAN PROVECHO: se han paralizado las protestas de Hong Kong, está vendiendo producto sanitario, mucho defectuoso, y usando su diplomacia de mascarilla en países en vía de desarrollo a los que esquilma de recursos naturales con nulo respeto a derechos laborales ni al medio ambiente. Lo cierto es que más de la mitad de la población mundial ha sufrido aislamiento, hay millones de afectados y cientos de miles de muertos y todo eso ha salido de China. Alguna responsabilidad debería tener el Gobierno chino.

*Notario