El actual president de la Generalitat visitó Vinaròs en las últimas horas de la campaña electoral de mayo de 2015 para prometer un plan de industrialización para la ciudad. Pretendía enmendar el pufo socialista ocasionado con la compra de miles de metros cuadrados de fincas rústicas en la partida Soterranyes y que cuesta a los vinarocenses un millón de euros cada año hasta 2022.

Han pasado dos años de la promesa y, por ahora, nada de nada. Ni un céntimo para la industrialización de Vinaròs y mucho menos ni un euro de inversión para convertir esas fincas rústicas compradas por los socialistas en base a un préstamo en algo que pueda generar en el futuro empleos y puestos de trabajo.

El engaño socialista, y por extensión del actual Consell, es además la prueba evidente de la falta de reivindicación del tripartito que está al frente del Ayuntamiento. No alzan la voz para no molestar, porque primero es su partido antes que los vecinos y porque las carencias de proyecto e ideas son palpables en cada uno de los miembros del tripartito.

Nuestra misión es recordar a quien gobierna sus promesas, convertidas ahora en decepciones para quienes confiaron en ellos porque creyeron en sus palabras. Ya vendrá el alcalde después aparentando presionar y trabajar en un tema que tiene olvidado. Las palabras se las lleva el viento y los hechos son tozudos y están a la vista de todos. Soterranyes sigue siendo una zona rústica sin perspectivas de futuro a pesar de la ingente cantidad de millones de euros mal invertidos por la izquierda y que pagamos todos.

Gobernar es algo más que realizar proclamas incendiarias en campaña y eso no lo sabía ni Enric Pla ni ninguno de los que le acompañan en el tripartito cuando prometieron todo para luego no cumplir nada.

*Diputado provincial y presidente del PP de Vinaròs