El año ha arrancado con Filomena , ese temporal que nos ha dejado a su paso una preciosa estampa de nuestro Bartolo y nuestro querido Desert de les Palmes. También algunos incidentes en nuestra provincia que se han saldado gracias al trabajo del Consorcio Provincial de Bomberos. Año de nieves, año de bienes, dicen. Ojalá así sea, porque desde luego falta nos hace.

Hay que ser optimistas, no perder la esperanza ni la ilusión, pero también realistas. Los datos nos dicen que si acabamos mal el 2020, el 2021 lo empezamos peor, con récord de ingresados, operaciones quirúrgicas no urgentes suspendidas y las primeras derivaciones entre hospitales. Sinceramente, tras lo vivido en la primera ola esto cuesta creer. Sin embargo, la realidad supera otra vez a la ficción.

Los primeros coletazos del 2021 están siendo de película. Con un asalto a la cuna de la democracia y con una pandemia que crece a pasos agigantados, pese a la irrupción de la vacuna.

Y es que tras meses dándonos la matraca con su propaganda, el plan de vacunación de Sánchez y cía, ni está ni se le espera. La coordinación brilla por su ausencia, el libre albedrío se impone y cada comunidad autónoma actúa a su antojo, mientras encima tenemos un ministro de Sanidad de paja, que ni come, ni deja comer.

En la Comunitat Valenciana estamos en los primeros puestos por la cola. Con datos de vacunación por debajo de la media y sin que nos hayan dado una explicación del porqué vamos tan lentos ni de cuáles son las previsiones. Siempre a rebufo y siempre por detrás de los acontecimientos.

Por ello, desde Ciudadanos hemos presentado una propuesta en la Diputación para que se acelere al máximo la campaña de vacunación incluyendo la posibilidad de vacunar en los festivos y fines de semana, garantizando la mayor brevedad para la totalidad de los grupos de riesgo, el personal sanitario y socio-sanitario.

Para que esto se consiga debemos poner toda la carne en el asador, dejarnos de fobias y prejuicios que no benefician en nada, solo al avance del virus. Es decir, debemos activar todos los recursos sanitarios disponibles, también los privados, al igual que recurrir a las fuerzas armadas u otros profesionales sanitarios como veterinarios, farmacéuticos o dentistas. Se trata de ser lo más eficaces posible, porque de lo contrario, nunca llegará el fin de esta pesadilla.

En 10 meses que llevamos ya de pandemia del covid-19 hemos comprobado que no contamos con los recursos suficientes, que la sanidad pública no estaba preparada y quienes la han salvado precisamente son nuestros profesionales a duras penas. No les volvamos a abandonar, ayudémosles y facilitémosles el trabajo. Más y mejores medidas, en lugar de aplausos y palabras bonitas.

Porque salvarnos, salvar la salud y salvar la economía, no depende únicamente de la ciudadanía. De su precaución y sentido de la responsabilidad, como se insiste desde Moncloa o desde el Botànic. Depende de todos. También y sobre todo de ellos, de sus decisiones. Decisiones que, por el momento, nos han llevado a la cola de los perdedores. H

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación y teniente alcaldesa de Benicàssim