Querido/a lector/a, cuando escucho noticias sobre la catástrofe permanente que sufren las costas castellonenses, sobre todo entre Castelló y Sagunto, me pongo triste y de mala leche. Tanto es así que cuando estos días vuelvo a leer que un futuro consejo de ministros aprobará medidas de urgencia, todos esos anuncios y promesas (por repetidas e incumplidas) me suenan a insuficiencia, insulto y me dan vergüenza.

Y es que hace décadas que sabemos que, al descender las corrientes de norte a sur, los puertos de Castelló y Burriana cortan los arrastres de arena que se depositan al norte de los mismos formando arenales y playas y, al Sur, el mar se adentra hasta invadir la tierra, descarnando la costa, comiéndose playas, invadiendo, paseos marítimos y las casas de la primera línea... Un mar que hace años estaba a más de cien metros y, ahora, vuelve avisar de que estamos en su recorrido, en su espacio.

La verdad es que mande quien mande, las promesas de soluciones integrales siempre se vuelven a anunciar. Mientras tanto, las tormentas acampan a su aire y sin correcciones destruyen toda clase de patrimonios (naturales, particulares…). Por cierto, cabe felicitar a los Ayuntamientos costeros porque sin dinero ni competencia intentan pequeñas reparaciones, aún sabiendo que se los llevará el siguiente temporal

Querido/a lector/a, ya no caben más parches. Son necesarias y urgentes inversiones y proyectos de quien tiene la responsabilidad, del Gobierno de España. Pero en todo caso, el gobierno valenciano, aunque no tenga la competencia, debe asumir este asunto como propio porque este desastre afecta a sus tierras y a sus gentes. Amén.

*Analista político