Como cada verano, Benicàssim se llena de jóvenes llegados de todas partes del mundo con motivo de la celebración de nuestros festivales de música más internacionales, consiguiendo transformar nuestro paisaje urbano en una paleta multicolor que cambia el escenario de nuestras playas, nuestras calles y nuestras plazas.

Reconozco que me fascina verles llegar arrastrando sus maletas y cargados con sus mochilas con ese aire cansado que dan tantas horas de vuelo o de tren. Muchos de ellos llegan luciendo con orgullo la bandera de su país ondeando en sus espaldas, atadas al cuello; los más discretos, llevan alguna que otra pegatina en su mochila, pero todos ellos pretenden hacernos ver con orgullo de dónde provienen y eso me da mucho que pensar.

NO HACE muchos días saltó la triste noticia de una niña que, en un colegio de Terrassa (Barcelona), fue presuntamente agredida por su profesora por el simple hecho de pintar en clase una bandera de España. Hoy me despierto con la noticia de que, finalmente, los padres no han podido aguantar tanta presión y deciden cambiar a la niña y a hermanas de colegio. Lo triste de esta noticia es que la profesora va a continuar dando clases con total impunidad.

No me compete entrar a valorar si la reacción de la profesora tuvo alguna motivación ideológica que de eso ya se encargará la justicia, pero sí que me molesta que nadie levante la voz para decir que, con su comportamiento, estuvo vetando a la inocente niña de lo más sagrado en democracia: la libertad.

Libertad en mayúsculas para elegir, para decidir la educación que queremos para nuestros hijos, un derecho recogido en nuestra Constitución y que, desde el pleno municipal de Benicàssim, instaremos a tratar en el primer consejo de participación ciudadana, proponiendo dedicar una de nuestras calles a la libertad de educación, sumándonos a la iniciativa social transversal en favor de una educación libre y con igualdad real de oportunidades, conscientes de que una mejor libertad de educación, genera más oportunidades para todas las familias.

Como alguien me ha dicho recientemente, qué mejor que una calle, reflejo de nuestra sociedad, pues en ellas encontramos valores e ideales que son relevantes para nuestros ciudadanos.

*Alcaldesa de Benicàssim