Javier Zaragoza , fiscal del Tribunal Supremo, publicó un artículo cargando contra la blandez de la sala del Supremo que condenó a los líderes del procés . Para Zaragoza era poco menos que una vergüenza que el Supremo solo hubiera condenado a 13 años a Oriol Junqueras . Para aquel, este debería pudrirse en la cárcel por lo menos 25 años, por rebelión, por haber dado un golpe de Estado. Vamos, la tesis sustentada por la derecha de rancio abolengo que no dudó en comparar lo acaecido en el mes de octubre del año 2017 con las dictaduras de Primo de Rivera , Franco y el intento fallido de Tejero .

Zaragoza debe estar congratulándose por la vuelta a la cárcel de, entre otros, Junqueras. De hecho, Zaragoza es la persona que debe decidir sobre si Junqueras tiene o no derecho a permisos de trabajo o al tercer grado penitenciario. Sus recursos suspenden esos permisos, ipso facto . Así las cosas, Junqueras lo tiene crudo si su futuro depende de un fiscal que coincide con las tesis de Vox a pies juntillas.

Ahí reside, en buena medida, el principal problema de la democracia española. Los aparatos del Estado están colonizados por una derechona extrema, profundamente reaccionaria, para la cual PSOE y Podemos son el maligno. Si ese es un problema, el drama es la incapacidad de la izquierda para acometer una reforma en profundidad. Son los extremos del cuánto peor, mejor. Con un Pedro Sánchez que se agarra de nuevo a Ciudadanos, que siempre fue su primera apuesta.

*Periodista