La ciudad de Castelló alcanzó durante abril su máximo histórico de reciclaje, un récord que ha supuesto la posibilidad de reciclar más de 160 toneladas de envases y otras 153 de vidrio. Todo apunta a que las campañas de concienciación activadas desde el Ayuntamiento han dado sus frutos y la ciudadanía “ha dado una lección de responsabilidad, también en materia de medioambiental, durante estos meses de confinamiento”, señala el concejal responsable del área de Reciclaje y Gestión de Residuos de Castelló, Ignasi Garcia.

El edil destaca que estos datos demuestran que “el mensaje llega, la gente hace el esfuerzo de clasificar y entienden los beneficios medioambientales de hacerlo y, sobre todo, los graves perjuicios para el entorno que tiene no separar la basura”. “Con los talleres escolares que organizamos nos hemos dado cuenta de lo rápido que entienden los niños la mecánica y la importancia del reciclaje y, a través de ellos, llegamos a los adultos y conseguimos cambiar los hábitos en casa”, comenta el concejal de la capital.

GRAN APUESTA

Para fomentar estos hábitos y facilitar más la separación en los hogares, el consistorio ha puesto en marcha diversos proyectos para ampliar la red de contenedores de la ciudad. La gran apuesta de Castelló es la implantación del sistema de recogida de residuos orgánicos (pieles de frutas y verduras, restos de carne, pescado o huevos, pero también corcho o palillos). En este ámbito, está previsto instalar más de un millar de contenedores y reorganizar las rutas de recogida para hacerlas más eficientes y, por lo tanto, reducir las emisiones en todo el término.

Esta medida hará de Castelló una ciudad de referencia en cuanto a la gestión de residuos, creará nuevos puestos de trabajo y abrirá la puerta a posibilidades como la de fabricar fertilizantes para los huertos de la zona con las sustancias rescatadas de los hogares. “Este es un ejemplo claro de cómo cerrar un ciclo natural de cuál es el mejor modo de dar una segunda oportunidad a lo que consideramos basura y no producir nada nuevo, sino reutilizar los que ya tenemos para hacer crecer los cultivos”, apunta el concejal responsable del proyecto en la capital.

VIDRIO

No solo los restos orgánicos son perfectamente reciclables, también lo es el vidrio. Este material tiene mil vidas y, para que pueda vivirlas todas, el Ayuntamiento de Castelló, en colaboración con Ecovidrio y con la Conselleria de Transición Ecológica, ha comenzado a instalar 200 nuevos contenedores, distribuidos por todos los distritos. Los que distribullan junto a zonas de gran concentración de negocios de hostelería contarán con una abertura especial para depositar las botellas y, además, está previsto entregar contenedores de menor tamaño para el interior de los locales. “La hostelería es uno de los grandes productores y, sumando su apoyo, sumamos también una gran cantidad de toneladas de vidrio a las que podremos darles infinitos nuevos usos”, apunta Garcia.

A pesar del peso específico que tiene el reciclaje, la clave es la primera ‘R’: reducir. “Solo si comenzamos a bajar el consumo de productos con tres envoltorios, apostamos por las bolsas de tela, nos olvidamos de los cubiertos de plástico y recuperamos costumbres como hacer la compra con botes o las botellas rellenables, conseguiremos reducir la contaminación”, comenta. Esto, inevitablemente, pasa también por consumir productos locales y fortalecer el sector primario, para que pueda cubrir la demanda propia. “Tenemos el reto de salvar el planeta”, explica Garcia. “No podemos permitirnos vivir sin pensar en las consecuencias que tiene para el medio ambiente lo que vestimos, comemos, regalamos, etc. No es que el cambio climático vaya a afectar a las nuevas generaciones, nos afectará a nosotras y a nosotros. Ya lo está haciendo. Estamos a tiempo de pararlo si nos unimos”, dice.

ROPA Y TEXTILES

Uno de los productos más contaminantes son los textiles, por los procesos de producción y su costosa eliminación. Castelló recuperó casi 400 toneladas de ropa durante el ejercicio 2019, gracias a su red de medio centenar de contenedores, un servicio que presta en colaboración con Reciplana. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer. “Mucha gente cree que a los contenedores de ropa solo se pueden tirar piezas que se pueden reutilizar, pero todos los tejidos pueden tener una segunda vida y, algunos, incluso vuelven a convertirse en tela de nuevo”, puntualiza Ignasi Garcia.