Sensación de falta de aire, sudoración, temblor o latidos acelerados son algunos de los síntomas a los que se enfrenta una persona claustrofóbica cuando se somete a pruebas médicas en tecnologías cerradas, como es el caso de la resonancia magnética (RM). Hasta ahora, las RM abiertas no aportaban la misma calidad de imagen clínica, pero la apuesta de Ascires por esta RM abierta de alto campo de última generación (1,2 teslas de potencia de campo), mejora la experiencia de este tipo de pacientes sin perder precisión médica.

Esta resonancia de alta gama permite realizar exploraciones a pacientes con claustrofobia y ansiedad, para los que permanecer en un espacio cerrado resulta problemático. Con una inversión por parte de Ascires de más de 1,3 millones , es la única de estas características para pacientes de Valencia y Castellón, además de una de las 12 existentes en España.

Esta RM abierta también es adecuada para los pacientes con movilidad reducida y aquejados de rigidez o anquilosis, así como para las personas de gran estructura física. Para este último tipo de pacientes, en los que no resulta viable el uso de una resonancia tradicional debido al diámetro de su tubo, este dispositivo se convierte en el mejor aliado para su diagnóstico.

La clínica Ascires Castellón ya contaba con la única resonancia magnética de tres teslas de la provincia, la de mayor calidad de imagen y precisión médica. Ahora, con la coordinación y supervisión de su médico, los pacientes de Ascires Castellón también tendrán a su disposición esta resonancia magnética abierta en la clínica biomédica de Campanar (València).

El grupo biomédico Ascires también ha creado un protocolo de asistencia al paciente pediátrico con el objetivo de minimizar, siempre que sea posible, la sedación en niños. «Bajo la denominación de AsciresKids hemos diseñado una experiencia positiva y colaborativa, con el respeto, la empatía y la excelencia asistencial como valores troncales, promoviendo que el niño se sienta niño durante todo el proceso diagnóstico», declara la doctora Carolina Juzga, cardióloga pediátrica de la clínica biomédica Ascires Campanar.

«Con la resonancia abierta los niños pueden someterse a las pruebas acompañados por sus padres, cogerles la mano e interactuar con ellos, lo que hace que el niño esté más relajado y mantenga la calma durante la exploración. Además, como tienen una visión panorámica de 270° al no estar metidos en un cilindro, ven un entorno mucho más agradable, al que se pueden sumar proyecciones o realidad virtual», explica la doctora Juzga.