La fiesta de San Valentín no tiene unos orígenes precisamente amorosos. Cuenta la leyenda que en la antigua Roma se celebraba una fiesta pagana dedicada a la fertilidad, llamada Lupercalia, en la que las mujeres eran golpeadas con látigos hechos de piel de cabras y perros, mojados en la misma sangre, que según los 'expertos' de aquella época "les otorgaba fertilidad". El papa Gelasius I prohibió la celebración de la bárbara fiesta de Lupercalia e instauró el 14 de febrero como día de la fiesta de san Valentín. Fue a partir del añó 1382 cuando un poema del escritor inglés, Geoffrey Chaucer, menciona por primera vez al Día de San Valentín como un día de festejo para los enamorados (el día de los pájaros).

LA CARTA MÁS ANTIGUA

Ya en 1416, el duque francés, Carlos de Orleans, tras haber sido capturado en la batalla de Azincourt y encerrado en la Torre de Londres, escribió una carta de San Valentín a su esposa Bonne de Armagnac. Esta carta es en la actualidad, la carta de Valentín más antigua en existencia. A partir del siglo XV, la celebración del día de San Valentín como día de los enamorados, se fue popularizando en Francia y Gran Bretaña. Con el paso del tiempo, esta festividad se fue poniendo de moda en otras partes de Europa como Alemania e Italia. También, a partir del siglo XV, se hizo costumbre escribir poemas o Valentinas entre enamorados. Desde principios del siglo XIX, comenzó en Gran Bretaña la comercialización de esta fiesta con la fabricación masiva de tarjetas genéricas del Día de San Valentín, con frases hechas y adornos.

En Angloamérica hacia 1842, Esther Ángel Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de san Valentín, conocidas como «valentines», con símbolos como la forma del corazón o de Cupido. También en este día es común la tradición de regalar rosas a aquellas personas a las que se tiene un afecto especial .

EL APAREO DE LOS PÁJAROS

En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor y de creación. Final feliz pues para una primitiva festividad que, como otras muchas, nació de una brutalidad pagana que, afortunadamente, ha ido a mejor con el paso de los siglos hasta simbolizar el amor.