Borriol celebra, mañana a las 22.00 horas, la 45ª edición de la Pasión más antigua de la provincia (1975), declarada de Interés Turístico Provincial, con la experiencia que el tiempo ha otorgado a la representación vivencial de lo que supone la Nueva Jerusalén. Nuevos actores, nuevos personajes, junto a los antiguos, igual texto, e igual sentido y rigor histórico que cuando comenzó, presidida por el indiscutible realismo de siempre.

Doce cuadros condensan toda la Pasión, pero con una condición previa, basada en la autenticidad que se intenta preservar. Unos, como la Última Cena, son de carácter privado; otros, simultáneos porque así ocurrieron. La mayoría itinerantes, recorriendo diferentes hitos en la población y aledaños, con una escenografía impresionante, con profusión de judíos y romanos, en caminos y calles iluminados por la luz de las antorchas.

Mención a parte merecen los escenarios estáticos como los de Pilatos, Herodes y el Sanedrín. En ellos se desarrollan escenas emotivas que van informando del drama sacro. Los personajes principales ofrecen al público los pasos con rigor histórico y pasión ejemplar. Impresiona el parlamento de Pilatos, aduciendo razones de la condena; el papel de Herodes; las intervenciones del grupo de los judíos; la presencia de Judas, la Oración en el Huerto de los Olivos, etc. La subida al Calvario es el referente religioso borriolense, así como la solemne Crucifixión, en el montículo, iluminada por la luna llena del judío 14 de Nisán, con la Mater Dolorosa, las mujeres y San Juan.

Sobrecogen la música sacra compuesta expresamente por Rafael Beltrán, el grupo de tambores y músicos, y los personajes de época siguiendo a Jesús de Nazareth, la Virgen, la Verónica, las mujeres, el pueblo, los soldados, etc.

Nueva Jerusalén es la obra de todo un pueblo, allí concebido y allí desarrollado con el realismo de quienes, creadores del drama sacro, han sabido imprimirle el carácter más íntimo cada Jueves Santo.