La tradición gana al mal tiempo y, pese a la inestabilidad de la jornada de Pascua, con el cielo gris y viento en algunos puntos del litoral a rachas, Castellón salió a celebrar el Domingo de Resurrección para cerrar una Pascua contra viento y marea, con una procesión matinal del Encuentro con más fieles que nunca, y reuniones en familia y entre amigos para comerse la mona.

La meteorología sí influyó en que enclaves clásicos, como el Pinar o la playa, registraran menor afluencia que la de costumbre, pero los que optaron por ellos sacaron sus manteles, túpers y se atrevieron con la paella para disfrutar de la gastronomía en una jornada que miró al cielo, y en la que se suspendieron, de nuevo, las paellas de la Germandat dels Cavallers de la Conquesta, aplazadas ya en Magdalena.

En familia o entre amigos, en las urbanizaciones del Pinar o de la Marjaleria en Castelló o en las villas y apartamentos de Benicàssim, Orpesa o Peñíscola, los castellonenses no perdonaron la jornada festival y degustaron los dulces tradicionales, como la mona, de bizcocho y fruta confitada, o rellena de boniato, cabello de ángel, nata o chocolate; los pastissets o las torrijas, como postre. Lo mismo en el interior, con mucha gente en Morella, Vistabella, Vilafranca, la Mata o Sant Mateu, donde se notó la festividad en sus calles y restaurantes, con máxima afluencia. Y todo en un contexto en el que el turismo ha aguantado pese al mal tiempo, buscando plan B, según la patronat turística, Ashotur.

FIN A LA SEMANA DE PASIÓN // En la capital, la jornada amaneció con la ya tradicional y cada vez más multitudinaria Procesión del Encuentro que, aunque, corta, emociona a los fieles más devotos con la bienvenida a la vida que le da la Virgen del Amor Hermoso al Cristo Resucitado en la mañana de gloria, en una plaza María Agustina que acoge el saludo entre vítores y aplausos y el tañir de las campanas, en el acto que cierra la Semana Santa de fervor, devoción y fe en Castelló, de Interés Turístico Provincial.