Hay un tipo de pobreza que el Estado español no reconoce, la farmacéutica. La padecen aquellas personas que deben decidir entre comer o medicarse debido a la falta de posibles económicos. En España hay 2,2 millones de ciudadanos, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que no pueden hacer frente al pago de medicamentos y/o productos sanitarios (representan el 4,7% de la población). Un 18% de los afectados son menores de edad, muchos de los cuales tienen problemas de salud mental. Son personas directamente afectadas por el decreto del copago farmacéutico, aprobado por el PP en el 2012.

Son los llamados «nuevos pobres», personas que padecen enfermedades crónicas y cuya situación económica ha ido a menos por la crisis, tras años de bonanza. «Por eso la farmacéutica es una pobreza vergonzante. Quien la padece no llega a fin de mes para poderse pagar la medicación», explica Jordi Bosch, director del Banc Farmacèutic, que recientemente ganó uno de los Premios a la Innovación Social 2018 de Obra Social La Caixa.

Esta oenegé de la farmacia, nacida en Barcelona pero con cobertura en toda España, creó hace un año el Observatori de la Pobresa Farmacèutica (OPF), el cual busca dimensionar este tipo de necesidad social para determinar sus consecuencias económicas, visibilizar esta problemática y conseguir cambios legislativos que permitan erradicarla.

DISTINTAS POBREZAS // El OPF está recabando sus datos para saber a cuánta gente alcanza la pobreza farmacéutica en su grado más extremo. «Las pobrezas farmacéuticas no son todas iguales. Entre esos 2,2 millones de españoles que la sufren puede haber quien no puede pagarse el agua oxigenada. Pero también gente mucho más vulnerable, personas con asma, diabetes, fibromialgia... Enfermos crónicos», dice Bosch. Conocer estas cifras es necesario, añade, para que el Estado la reconozca (como hace con la pobreza infantil, alimentaria, energética y habitacional) y destine dinero para hacer frente a ella.

Además de este observatorio, el Banc Farmacèutic creó en el 2015 el Fons Social de Medicaments (FSM), que cubre los gastos en medicamentos de los pacientes que padecen pobreza farmacéutica. Se trata de un proyecto «derivado» del decreto de copago del año 2012, uno de los recortes sanitarios estrella del Gobierno Rajoy por el cual las personas cuya renta era inferior a los 18.000 euros pasaron a pagar el 40% del precio de los medicamentos. Un copago que en la Comunitat Valenciana se eliminó.