Los equipos de rescate se esfuerzan en encontrar supervivientes entre los escombros dos días después del seísmo que asoló la isla indonesia de Lombok. Las autoridades contabilizan ya 98 muertos y 236 heridos pero alertan de que las cifras aumentarán con los cadáveres aún atrapados bajo los miles de edificios. Las tareas de salvamento avanzan lentamente, lastradas por las réplicas, las comunicaciones cortadas y por las capacidades de un país superado por la magnitud de la tragedia.

La isla padece cortes de electricidad, falta de cobertura telefónica y la ruptura de infraestructuras como puentes y carreteras. Los esfuerzos se concentran en la parte septentrional, la más castigada por el terremoto del domingo. Los trabajadores remueven las ruinas de la mezquita de la localidad de Lading-Lading, derribada por los temblores cuando los fieles rezaban de buena mañana. Dos supervivientes fueron extraídos en las últimas horas.

En un vídeo emitido por las televisiones locales se ve a un hombre tras ser rescatado. «Está usted a salvo», le dicen los soldados entre la algarabía de los vecinos.

Los esfuerzos se concentran en encontrar más supervivientes y en asegurar el suministro de refugio, comida y agua a los 20.000 evacuados. La isla, que sufrió el derrumbe de 13.000 de edificios, ha declarado el estado de emergencia hasta el 11 de agosto.

TURISTAS // Casi 3.000 turistas han sido ya evacuados de las islas Gili, cercanas a Lombok. Las autoridades también están facilitando la marcha de los turistas que han acortado sus vacaciones. El aeropuerto de Mataram, la principal ciudad de Lombok, permanece abierto las 24 horas y se han añadido 18 vuelos para la evacuación. Otros viajeros han optado por ferrys con a la cercana Bali.

El suelo no da respiro en Lombok. Más de 200 réplicas ha contabilizado ya la Agencia de Meteorología y Geofísica indonesia. Una de ellas, el lunes, alcanzó los 5,5 grados en la escala de Richter. El seísmo registrado el pasado domingo rozó los 7 grados.