Otro escándalo sexual ha sobrecogido a la opinión pública en Alemania. Mientras la ciudadanía sigue consternada por los masivos ataques y abusos que se perpetraron durante la Nochevieja en ciudades como Colonia y Hamburgo, ha salido a la luz una nueva polémica: hasta 231 niños de la escuela del coro de la catedral de Ratisbona fueron maltratados durante años por los sacerdotes y profesores y al menos 50 de ellos llegaron a ser víctimas de agresiones sexuales.

Tras las sospechas y denuncias presentadas durante años, el obispado encargó un informe para esclarecer lo que sucedió en la escuela religiosa de la ciudad entre 1953 y 1992. El autor de la investigación, el abogado Ulrich Weber, ha presentado un informe que revela que el número de víctimas es muy superior al estimado previamente y auguró que las cifras pueden ser todavía mayores. De esa manera, el investigador consideró que probablemente entre 600 y 700 niños recibieron maltrato físico. Eso supondría que uno de cada tres escolares fue agredido por miembros de la institución diocesana.

Weber se entrevistó con más de 70 personas para redactar el informe. En él asegura que entre los 231 casos de abuso físico ha detectado casos alarmantes de abusos sexuales, golpes, privación de comida e incluso violaciones. En el 2010 ya se conocieron algunos detalles sobre las macabras prácticas que se aplicaban a los alumnos cuando una de las víctimas, el ahora compositor Franz Wittenbrink, explicó en el diario Spiegel que existía un “sádico sistema de castigo relacionado con el placer sexual”.

A pesar de que el escándalo tiene más de dos décadas, ahora ha vuelto con fuerza al revelarse nuevos detalles de los masivos abusos que se perpetraron impunemente durante 39 años. En el 2010, la Iglesia católica alemana se vio gravemente manchada después que se presentasen públicamente diversas denuncias contra los responsables de la catedral de Ratisbona. Curiosamente, el coro fue dirigido desde 1964 a 1994 por Georg Ratzinger, hermano mayor del papa emérito Benedicto XVI, época en la que se perpetraron la mayoría de los abusos. . Los crímenes se cometieron hace muchos años, lo que abre la puerta a que estos hayan prescrito y no se puedan llevar a los tribunales. A pesar de eso, la diócesis de Ratisbona aceptó el febrero del año pasado que hasta 72 niños fueron víctimas de abusos y les ofreció una compensación de 2.500 euros. En abril anunció que cooperaría con las víctimas para esclarecer lo sucedido. El escándalo supone otro duro golpe a la credibilidad de la Iglesia católica en el país, que desde 2010 está en el ojo del huracán. H