Pedir comida a domicilio es un acto cada vez más repetitivo y habitual. El estrés, la falta de tiempo o la necesidad de relajarse al llegar a casa con los amigos, viendo el fútbol o una película, ha aumentado el consumo de este tipo de servicios.

La irrupción de aplicaciones como Glovo, Deliveroo, Uber Eats, Just Eat y otras con el mismo funcionamiento y objetivo, que no te muevas del sofá para poder comer, ha hecho que para algunos sea casi una forma de vida.

Pero entre pedido y pedido, seguramente alguna vez has comentado cuál será el proceso hasta que llega la bolsa a tus manos. Habrá mirado el repartidor qué es? Lo habrá probado incluso? Infinidad de preguntas que pueden ser parte de bromas o simplemente quedar en el aire, pero de las que unos investigadores se han percatado.

HÁBITOS DE CONSUMO

En una pequeña encuesta realizada en Estados Unidos por US Foods con 1.500 personas que pretendía conocer más sobre hábitos de consumo y opiniones de los usuarios, se encontraron con un dato revelador: el 25% de los 497 repartidores encuestados reconoció haber probado la comida de camino al domicilio.

La empresa proveedora de comida hizo preguntas al respecto a 1.518 adultos de entre 18 y 77 años con una media de 31 años, y de esa cantidad casi 500 demostraron haber trabajado en alguna ocasión para al menos una aplicación de reparto a domicilio como la que se estaba analizando.

Según los datos de este informe, el estadounidense consumidor medio tiene dos aplicaciones de pedido de comida en su teléfono inteligente que utiliza al menos tres veces al mes.

El otro dato destacable y revelador sobre la confianza en el producto es que el 85% de los encuestados desearían que los restaurantes invirtieran más en etiquetas que muestren que el producto no ha sido manipulado.