Según datos del Observatorio de la Violencia de Género correspondientes al 2015, un 25% de las mujeres españolas han sufrido, en algún momento de su vida, violencia física o sexual. Este porcentaje asciende al 36% en el caso de las mujeres inmigrantes. Las nacidas en el extranjero también tienen más posibilidades de ser asesinadas a manos de su pareja sentimental que las españolas. El estudio 'Golpea donde más duele: acceso a la salud y violencia de género' del Institut d'Economia de Barcelona (IEB), la UB y la Pompeu i Fabra, constata que en el 2016 un 34% de las mujeres que murieron a manos de sus parejas eran extranjeras, pese a que tan solo representan el 9,4% de la población femenina de España.

"En los procesos judiciales, en general uno de los problemas a los que se enfrenta la mujer que denuncia violencia machista es la credibilidad. Si además es inmigrante y no conoce bien el idioma, las dificultades se incrementan", explica Bàrbara Roig, jefa del Departamento de Atención y Acogida por violencia machista del Ayuntamiento de Barcelona. Roig señala que muchas veces estas mujeres están en el juicio sin un intérprete. "Existe el derecho a la interpretación, pero no es obligatorio. A menudo desde el juzgado no se considera necesario". El 68% de las mujeres que atiende este servicio municipal son españolas.

"PRESIONES FAMILIARES"

Las mujeres inmigrantes que denuncian a su agresor reciben, en ocasiones, "presiones" desde sus países de origen. "En España las agresiones tienen consecuencias penales y, en el caso de los inmigrantes, el agresor puede llegar a ser deportado. Por eso estas mujeres a veces son presionadas por sus propias comunidades para que retiren la denuncia, lo que lleva a algunos a calificarla de denuncia falsa, cuando no lo es", cuenta Roig. Todo esto contribuye a "revictimizar" a la mujer. Los obstáculos se agravan en los casos de irregularidad legal, ya que el "miedo" es mayor.

Más en general, Roig también pone el foco en las muchas denegaciones de órdenes de protección. El 54% de estas se deniegan, porcentaje que llega al 70% en Barcelona. "Se deniegan porque el juez no valora que haya riesgo, ya que con frecuencia no reconoce los informes de los servicios públicos. En caso de que haya hijos por medio, los pequeños también pasan a estar desprotegidos", apunta la experta.

EMPODERAMIENTO

La Fundación Surt de Barcelona trabaja con mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Su directora, Sira Vilardell, explica que la "denuncia", en caso de violencia machista, no es el principal objetivo de la entidad, sino el empoderamiento de la mujer. "A menudo estas mujeres tienen una gran dependencia psicológica y económica de su pareja", cuenta. Suelen llegar a Surt derivadas de otras instituciones.

El programa SIARE de esta fundación está dedicado precisamente al empoderamiento económico y personal de mujeres supervivientes de violencia machista en el ámbito de la pareja. Si en el 2017, el 44% de las mujeres atendidas en este programa eran inmigrantes, en el 2018 fueron el 62%, es decir, un 18% más. "Muchas están en situación de irregularidad legal", apunta Vilardell.

"Las mujeres inmigrantes suelen acusar la falta de una red de apoyo. En los últimos años hemos notado el aumento de este colectivo en la entidad", cuenta la directora de Surt. La entidad les ofrece atención psicológica individual, terapias grupales, recursos de acogida (Surt cuenta con una casa y un piso de acogida) y asesoramiento jurídico. También formación, para que puedan trabajar y así romper con la dependencia hacia su marido.