La concienciación de los españoles respecto a la crisis climática es tan alta, que un porcentaje muy importante (el 56%) estaría dispuesto pagar más impuestos por actividades como la circulación de vehículos que causan las emisiones de gases de efecto invernadero. Y un porcentaje más alto (el 77%) cree que el estado debe destinar una parte de lo que gasta anualmente a luchar contra la emergencia climática, aunque ello conlleve detraer este dinero de otros proyectos. Esto es lo que se desprende de las respuestas de mil entrevistados a la encuesta Los españoles ante el cambio climático presentada ayer por el Real Instituto Elcano.

El informe dibuja una sociedad donde el negacionismo apenas tiene lugar. El 97% de los encuestados está convencido de que el cambio climático existe y el 92% considera a los humanos como principales responsables, sobre todo «por el consumo de carbón, petróleo y gas». El 84% cree que sus efectos ya se están notando. Son porcentajes abrumadores que, según los investigadores, desmuestran que existe un «alto conocimiento» de la crisis climática y de sus efectos. Es un nivel de concienciación similar al de países de nuestro entorno, pero superior al de años atrás.

PRINCIPAL AMENAZA // La concienciación llega hasta el punto que el 37% de los encuestados considera la crisis climática, la principal amenaza del planeta y el 19% la segunda, muy por delante de las guerras, la clase política o la situación económica. Si al cambio climático se suman otros problemas (plásticos, pérdida de biodiversidad, agotamiento de recursos y contaminación) la catástrofe ecológica es el mayor peligro al que se enfrenta el mundo para el 55% de los españoles.

En la línea de lo que vienen defendiendo los científicos, los grupos ecologistas y los movimientos juveniles, es abrumadora la mayoría (84%) de los que ven insuficientes los compromisos de los países incluso para evitar los peores impactos de la crisis.

España no obtiene mucha mejor nota. El 81% considera que nuestro país no hace lo suficiente. El trabajo de campo de la encuesta tuvo lugar el pasado abril con el Gobierno ya disuelto y en funciones, después de dejar lista para su aprobación la ley de cambio climático, que no pudo tramitarse en el Congreso de los Diputados por el adelanto electoral. Cinco meses después, la situación sigue empantanada por la repetición de las elecciones.

Como destacaron reiteradamente los dirigentes en la cumbre, lo que se requiere ahora es pasar a la acción, que a veces topa con grandes resistencias de los sectores afectados. No hay más que recordar el revuelo levantado en el sector español del automóvil por el anuncio de prohibición de los coches de combustión en el año 2040. O la revuelta de los chalecos amarillos que tuvo lugar en Francia por la subida los precios de los combustibles.