Los abusos sexuales a niños son una realidad brutal. Pero la sociedad parece no enfrentarse al problema. Mientras que el bullying es un tema de debate constante en el que se han volcado la comunidad escolar, los servicios sociales y las asociaciones de padres y madres, el abuso sexual infantil sigue siendo tabú. Como si no existiera. «Me cuesta horrores que los colegios abran las puertas para dar charlas. Les da pánico porque piensan que debatir y poner sobre la mesa este tema les acarreará mala fama», se queja la fundadora de ASPASI (Asociación para la Sanación y prevención del Abuso Infantil), Margarita García.

Una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños son abusados sexualmente en España, según las cifras de ASPASI. Los datos son antiguos, pero de momento no hay otros. En un par de años estará listo el estudio que arrojará nuevas estadísticas. En el 90% de los casos, el abuso no es agresivo, sino que empieza con roces y tocamientos y va en aumento con el paso del tiempo. Los más vulnerables son los menores de cinco años y la mayoría de los abusadores (80%) no son extraños, sino que pertenecen al ámbito personal y familiar de la víctima. «Como sociedad queremos seguir pensando que el peligro viene de fuera, pero eso no es así. Un niño o niña que se siente agredido en casa, ¿dónde pide ayuda si los demás no le ponemos palabras a esta realidad?». Con esta advertencia lanzada hace semanas en el Senado, la responsable de relaciones institucionales de la Fundación Vicki Bernadet, Pilar Polo, quiso exhortar a los políticos a tomar medidas urgentes.

PREVENCIÓN // Los expertos aconsejan utilizar el lenguaje propio de los niños para que sepan identificar el abuso. Y, sobre todo, para que no se callen. «El silencio es el mayor aliado de los abusadores», resume la fundadora de ASPASI, cuya experiencia como psicóloga le hace concluir que prevenir --«algo fundamental»-- evitaría uno de cada cuatro casos.

¿De qué color son tus secretos? (editorial Sentir), Tu cuerpo es tu tesoro (ediciones Ardilla) y No te calles (Fundación Edelvives) son tres cuentos infantiles que acaban de salir al mercado para explicar a los menores que los adultos no deben jugar con sus partes íntimas y que si ocurre lo mejor es no guardar ese secreto, sino ser valientes y contarlo a un adulto de confianza: mamá, papá, los profesores, otros familiares…

Con artesanales y coloristas dibujos, estos libros explica a los niños que hay secretos que asustan y dan mucho miedo. «Temes que si los cuentas la familia se rompa, mamá y papá se preocupen, se enfaden o no te crean», advierte el libro, que insiste a los niños en la importancia de hablar y contar qué les está pasando. «Los niños no son adultos en miniatura. Es importante comunicarnos con ellos con un lenguaje adaptado, claro, sencillo y divertido», explica Mercedes Bermejo, psicóloga y experta en terapia familiar.

Los tres cuentos tienen cómo protagonistas a niños y niñas que, pese a considerar en un primer momento que no deben contar los abusos que están sufriendo porque lo toman como un juego, rompen esa barrera: algo les dice que no está bien y deciden contárselos a sus padres. «No soy un chivato, sino un auténtico héroe», afirma, de hecho, uno de los protagonistas de las historias.