En Chernóbil se dinamitó la bandera de la glasnost (transparencia) enarbolada por Mijaíl Gorbachov en 1985. En pleno proceso de la reestructuración (perestroika) aprobada en el 17º Congreso del partido, los conservadores comunistas que dominaban el complejo industrial militar que controlaba la energía atómica trataron de impedir que se conociese la magnitud de la catástrofe.

Según el historiador Robert English, Gorbachov fue “mal informado” de la gravedad de los hechos, lo que retrasó la respuesta al accidente y con ello la confianza en la glasnost de la mayoría de los soviéticos y afectados.

Con cuatro reactores nucleares y otros dos en construcción, Chernóbil estaba llamada a convertirse en una de las mayores centrales atómicas y en orgullo de la tecnología soviética para la producción de energía eléctrica. A escasos tres kilómetros de la central se había levantado una moderna ciudad, Prípiat, que albergaba a los trabajadores y sus familias, con un censo de 50.000 habitantes. La planta, que estaba situada a unos 120 kilómetros al norte de Kiev, suministraba buena parte de la electricidad que consumían la capital ucraniana y su entorno. Según los parámetros de entonces, el modelo funcionaba sin dar explicaciones, y cuando el 9 de septiembre de 1982 se produjo una fusión parcial de la base del reactor número 1, se reparó, se volvió a poner en marcha y se informó a la comunidad internacional tres años después.

Errores humanos // En abril de 1986, la dirección nuclear en Moscú decidió elevar la seguridad de los reactores de Chernóbil. Los técnicos de la central debían realizar una prueba que consistía en averiguar cuánto tiempo la turbina de vapor seguiría generando electricidad una vez que se cortase el vapor. El ensayo, iniciado a las 23.00 horas del día 25, concatenó errores humanos que impidieron la actuación de los sistemas automáticos de emergencia. A las 1.23 del 26 de abril se produjo la primera explosión y, segundos después, otra aún mayor hizo saltar por los aires el techo y las paredes de la sala del reactor 4. Se desató un incendio, el combustible fue lanzado fuera y una nube de polvo radiactivo se elevó a la atmósfera. Los bomberos de la central y de la cercana ciudad de Chernóbil no fueron informados del peligro de la radiactividad y realizaron su trabajo sin el equipamiento apropiado. El 9 de mayo, y gracias a helicópteros, se apagó el fuego. Los vecinos fueron evacuados el 27 de abril con lo puesto y con la promesa de que en tres días regresarían a sus casas. Nunca volvieron. La ciudad fantasma de Prípiat permanece como testigo del mayor accidente nuclear de la historia, un honor que 25 años después le disputó Fukushima. El hermetismo soviético nunca dio las cifras exactas de afectados, tanto en el país como fuera, pero 30 años después, miles de ellos han muerto y centenares de miles sufren las secuelas. H