Los responsables de la empresa municipal Madridec y los socios de la promotora Diviertt se enzarzaron ayer en un cruce de acusaciones por la responsabilidad de la seguridad del Madrid Arena y todos negaron dar la orden de abrir el portón por el que se colaron 3.000 personas que hacían botellón fuera del recinto.

En la tercera sesión del juicio por la tragedia del Madrid Arena declararon el director general y número 2 de Diviertt, Santiago Rojo; el jefe de personal y número 3 de la promotora, Miguel Ángel Morcillo, y Francisco del Amo, que era coordinador de proyectos del departamento de operaciones de Madrid Espacios y Congresos (Madridec). “No he dado esa orden porque nadie en ningún momento me pide que se abra el portón de cota 0”, dijo Del Amo, que insistió: “Yo no puedo decir a nadie que abra el portón 0”.

LA ORDEN // El segundo de a bordo del promotor Miguel Ángel Flores, Santiago Rojo, negó que él diese la orden y afirmó que escuchó a Del Amo ordenar que abrieran el portón, pero que no pactó con él esta decisión. Recuerda, además, que Del Amo realizó la llamada desde un teléfono móvil y no desde su walkie talkie.

En la misma línea de defensa mantenida el día antes por su sucesor, Rojo aseguró en varias ocasiones que él no podía dar órdenes “bajo ningún concepto” a Seguriber, la empresa encargada de la seguridad del recinto. “Cuando pasé por el portón pregunté a los miembros de seguridad que se encontraban allí si iban a abrirlo y me dijeron que ya habían recibido la orden y que iban a hacerlo”, explicó.

Rojo añadió, entre lágrimas, que cuando “pasó algo de tiempo” vio que pasaban a una de las víctimas. Luego le llamó el jefe de personal de Diviertt, Miguel Ángel Morcillo, quien le comunicó que había pasado por la Enfermería y que había dos víctimas. El doctor Viñals, encargado del servicio médico junto a su hijo Carlos, le comunicó minutos después que ya había dos víctimas.

Del Amo acusó a su vez a Flores de intentar “regatear” siempre para “abaratar el número de vigilantes y costes” en las fiestas que organizaba. Una actitud que también se produjo en la trágica fiesta de Hallowen, en la que presionó para “meter más gente”. H