Las negociaciones que David Serrano, dueño de la finca donde hace un año murió el pequeño Julen Roselló, emprendió para lograr un acuerdo que evitase llegar a juicio prosperaron apenas un día antes de que comenzase la vista oral, que estaba prevista para hoy. Fuentes judiciales confirmaron ayer el acuerdo alcanzado por el único acusado del homicidio imprudente del menor, que aceptará una condena de cárcel inferior a los tres años y medio de prisión solicitados inicialmente y el pago de una indemnización. No obstante, falta por concretarse cómo se resuelve el pago del coste en el que se estimó el dispositivo de rescate, que movilizó hasta Totalán a casi 300 efectivos de varias administraciones y que se fijó en unos 700.000 euros.

Tras el visto bueno de la fiscalía, ahora será el juez encargado de enjuiciar el caso quien deba dictar sentencia de conformidad durante la primera sesión de la vista oral que se celebrará igualmente esta mañana.

Fue en un encuentro privado con los padres de Julen, en el que Serrano pidió perdón a estos, lo que allanó el camino para evitar el juicio, solución que se empezó a tantear el pasado otoño. En virtud de este principio de acuerdo, Serrano se declarará culpable del delito de homicidio imprudente y se reduce la pena a un año de cárcel. Dada la ausencia de antecedentes penales en el acusado, no pisará la prisión, aunque todo queda a expensas del pago de la indemnización a los progenitores, que ascenderá a 180.000 euros, de los que 25.000 se abonarían de forma inmediata. Mientras, Serrano haría frente al resto con pequeños pagos mensuales, en torno a unos 50 euros, en función de su situación económica en la que se encuentre.