El 'ab crack' es un nuevo heredero de las antiguas, pero aún activas y legales en España, páginas web promotoras de la anorexia y la bulimia en estado puro, sin subterfugios: Pro-Ana (proanoerxia) y Pro Mía (probulímia) que informan a quien no los conozcan de todos los trucos que conducen a la pérdida de peso total.

Declaradas ilegales en Francia e Italia, pero autorizadas en España, a la espera -desde hace nueve años- de que los ministerios de Sanidad y Justicia se pronuncien sobre el tema. Las campañas emprendidas por asociaciones de familiares, en especial la suma de firmas reunida en Change.org pidiendo a ambos ministerios que actúen contra esas auténticas promotoras de una peligrosa y grave enfermedad mental, no han servido de nada, hasta ahora. Tampoco se cumple la normativa, aprobada en el 2006, que fijó una mínima estructura corporal para modelos de pasarela y las maniquíes de tiendas de ropa de mujer.

El 'ab crack' es una nueva manifestación del mismo mensaje. De nuevo, lo difunden cuerpos de mujeres modelo. Y no es la únicatendencia estética insana que las redes sociales han promovido, sobre todo desde la aparición de Instagram. Con su formato muy visual, se ha convertido en la plataforma donde se gestan la inmensa mayoría de estas polémicas modas que terminan por viralizarse.

Según el psicólogo Isaías Mena Sánchez, del Institut Pere Mata, Instagram “se ha convertido en un refuerzo conductista” y, aunque no es el objetivo de la plataforma, “fomenta estas actitudes nocivas” que pueden llevar a la anorexia.

LLAMAR LA ATENCIÓN

“Las redes sociales en general reportan un respuesta casi automática. Cualquier cosa que se publique puede llegar a mucha gente y cuántos más ‘likes’ reciba, más se reafirma una idea concreta. Si no es así, se busca otra con la que llamar la atención”, explica Mena Sánchez.

Además, tal y como apunta el psicólogo, la tecnología ha provocado que las modas vayan y vengan de manera muy rápida y, en cuanto acánones sobre qué es atractivo, ocurre con la misma celeridad.

POR FALTA DE SEGURIDAD

Parte del problema radica en sus mismos impulsores: “Los ‘bloggers’ e ‘influencers’ no son conscientes de su responsabilidad”, asegura el experto. “Gracias a la repercusión que tienen, su juicio termina por imponerse sin importar cuán perjudicial o absurdo pueda ser”, expresa el psicólogo. “Los usuarios se vuelven consumidores de sus ideas y las convierten en las suyas”, determina este especialista, que añade que esto es un problema sobre todo para los adolescentes, ya que “todavía están creando su propia identidad”.

En cuanto al público al que llegan estas peligrosas modas, “suelen ser personas dependientes, vulnerables y con muchasinseguridades”, indica Mena Sánchez. "Su estabilidad anímicadepende de cuán a gusto se sientan con sus cuerpos en función de las opiniones externas", dice. Por ello, “aunque se llegue al resultado físico deseado, el motor del problema sigue en marcha y se aferrarán a la siguiente tendencia estética que aparezca. No hay límite”, afirma.

UN PROBLEMA MAYOR

El psicólogo alerta de que, a causa de las redes sociales, se hace vida en función de los demás y se fuerza para destacar. “Necesitamos la aprobación constante de los demás, gustar más, ser más populares para sentirnos bien con nosotros mismos”, dice Mena Sánchez, quien también apunta que esta es la base del éxito de las redes sociales y las modas que allí surgen.

“Seguir una moda te hace formar parte de un grupo, genera cohesión social”, apunta el psicólogo. Pero cualquier tendencia que asocia las imágenes de extrema delgadez con el bienestar y la autoestima “es solamente la expresión de un problema mayor”, reivindica.