Un avión de la aerolínea australiana Qantas aterrizó ayer en Sídney (Australia) tras completar un vuelo desde Nueva York (EEUU) de 19 horas y 16 minutos sin escala. Se trata del vuelo comercial más largo del mundo y servirá para estudiar el impacto que estos desplazamientos pueden producir en la salud.

El vuelo, que aterrizó a las 7.16 hora local (20.16 GMT del sábado) y cubrió una distancia de 16.200 kilómetros, es el primero de los tres de prueba previstos con los nuevos Boeing 787-9s entre Sídney y Londres, y Sídney y Nueva York de la misna empresa.

Un total de 49 personas viajaron en el avión, seis de ellos voluntarios que estaban equipados con tecnología portátil para observar sus constantes vitales y siguieron un plan de sueño, ingesta de comida y bebida, y de movimientos físicos diseñado para contrarrestar el desfase horario.