“Este balón está arrestado en la Policía Local”. El Ayuntamiento de Albox (Almería) ha iniciado así una polémica campaña para recordar la prohibición de jugar al fútbol en determinadas plazas del pueblo donde hay riesgo para las personas mayores o los niños. El alcalde, el independiente Francisco Torrecilla, se defiende alegando que la medida solo afecta a una plaza concreta donde los vecinos se habían quejado en numerosas ocasiones de la molestia causada por un grupo de adolescentes, y ha recordado que existen otras zonas en la localidad habilitadas para la práctica de este deporte.

Torrecilla, profesor con 41 años de experiencia a sus espaldas, explica que la confiscación del balón fue simplemente una “llamada de atención” a los padres para que explicaran a sus hijos que hay otras zonas de juego, porque en esa plaza es frecuentada por numerosos ancianos y madres con niños pequeños. De hecho, pidió a los agentes que cuando algunos de los menores acudiera a recuperar la pelota, tomara nota de sus nombres para poder comunicárselo a susprogenitores. Dos días después, sin embargo, la pelota sigue bajo arresto en las dependencias policiales y ningún padre le ha contactado.

DIEZ BALONES AL MES

“Quería que se enteraran los padres, y se ha enterado todo el mundo”, bromea el regidor, abrumado por la repercusión de su iniciativa. Y es que el mensaje insinúa que los agentes van a intensificar su vigilancia. “Vecinos, acabo de empezar la campaña de recogida de balones, este es de la plaza de San Francisco, está arrestado en la Policia Local, he dado orden que de aquí a final de mes tenemos que arrestar 10 balones, Sres. padres en las plazas no se juega”, no ha dejado indiferente a nadie. Ni en el pueblo, ni fuera de Almería.

En las redes sociales le reprochan que haya actuado así habiendo problemas más importantes en el municipio o que los policías locales tienen mejores cosas que hacer. Hay quien incluso se pone de parte del alcalde recordando que la Ley de Seguridad Ciudadana -conocida como ‘ley mordaza- prohíbe bajo multa la práctica de juegos o de actividades deportivas en espacios no habilitados para ello cuando exista un riesgo hacia las personas o bienes. La asociación de vecinos del barrio donde se ubica la plaza, principales damnificados por el balón, ya han mostrado también su apoyo al regidor.

IRRUMPE EN MISA

Torrecilla explica que desde hace años hay un cartel en la plaza impidiendo jugar al fútbol, una prohibición adoptada por anteriores corporaciones municipales. Desde entonces, pocos chavales lo han respetado pese a que “los colegios están abiertos por la tarde y hay infraestructuras deportivas a las que pueden acudir”. El problema se ha agravado en los últimos tiempos, señala. “Una señora de 80 años se acercó hace pocos días con el rostro amoratado para contarme que había recibido un balonazo, y que los chicos, una docena de chavales de unos 12 años, lejos de pedir perdón se rieron cuando los vecinos les recriminaron su acción”. Otros vecinos de la plaza protestan por los continuos balonazos en sus escaparates, mientras que algunos aseguran que, al ser la portería la puerta de la Iglesia, el balón ha terminado entrando en más de una ocasión en el interior del recinto en plena misa.

Por eso, optó por plantarse en la plaza y, tras explicarle a los chicos el motivo, les informó de que “iba a castigar a la pelota”, y que el que quisiera recuperarla tendría que acudir a comisaría. “Lo hice para concienciar a los padres de que allí no se puede jugar”, insiste, “y lo colgué en las redes sociales para remover conciencias con el mismo fin, a sabiendas de que iba a tener una mayor difusión”. “Pero la he liado parda”, ríe.

El alcalde dice ser un firme defensor de que los niños jueguen en la calle, y más en un pueblo. Considera que desde la primaria, los chavales “están agobiados por los deberes y las extraescolares, que cargan su agenda”, y se muestra convencido de que las tardes “son para jugar a todo lo que quieran”. “Pero siempre en los sitios acondicionados para ello, sin molestar a nadie”, concluye.