La comarca almeriense de Níjar regresa a la normalidad una vez que la asesina confesa del niño Gabriel Cruz ingresara en la cárcel de El Acebuche, tras los días en que prestó declaración ante el juez, las pesquisas policiales, el entierro del menor y las dos semanas largas de su búsqueda.

Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte, pasó su segunda noche en el módulo de mujeres del centro penitenciario de El Acebuche, después de que el juez ordenara el jueves su ingreso en prisión acusada de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral. A su llegada a la cárcel, siguiendo el protocolo, fue reconocida por el servicio médico y entrevistada por un equipo técnico formado por profesionales como son educador, trabajadora social o psicólogo.

En el auto en el que ordena el ingreso en prisión, el juez Rafael Soriano dice que Ana Julia Quezada asfixió al niño con sus manos siguiendo una «malvada voluntad» y señala que el hecho de que la detenida sea originaria de la República Dominicana, con familia en dicho país, «hace evidente un elevado y patente riesgo de fuga caso de quedar en libertad».

En la ciudad de Almería, al final de la avenida Federico García Lorca hay una pequeña boca de agua donde una figura cubierta por mosaicos recuerda que ahí se encuentra enterrada una ballena varada, un monumento que se ha convertido en un inesperado altar para Gabriel Cruz.