Un guardia civil le pidió que le entregara las llaves de la finca de Rodalquilar. Le anunció que querían pasarse por allí ese fin de semana. Y Ana Julia Quezada decidió actuar. El 11 de marzo, 12 días después de que matara a Gabriel Cruz, el hijo de su pareja, la mujer condujo su coche hacia la finca. Los investigadores habían colocado dos días antes varios dispositivos de grabación en su vehículo, que permitían grabar y también escuchar lo que se decía en su interior.

Los agentes van escuchando en directo lo que hace y dice la mujer. Comprueban asombrados que habla sola, masculla, entre otras cosas, insultos dirigidos al niño. Su trayectoria es «errática», pasa por varias zonas de invernaderos con el cadáver de Gabriel en el maletero. En un momento concreto, los guardias civiles escuchan a Quezada decir: «A ver qué hago ahora con este», en alusión al hijo de su pareja.