La red asistencial para acogida de inmigrantes en Andalucía está ya al límite. Solo en la última semana se han contabilizado 2.400 personas, que se suman a las más de 4.500 recibidas sólo en el mes de julio. Cerca de 21.000 en lo que va de año. La falta de sitio para atenderlas en el litoral andaluz ha provocado que las fuerzas de seguridad las envíen en los últimos días a otros puntos del país, como Córdoba, Extremadura e incluso a Barcelona.

En el caso de los marroquíes, con cuyo país hay convenio de devolución, el trámite que debería ser rápido se ha dilatado por el aumento de los inmigrantes. Ante el embudo formado porque Marruecos solo acepta devoluciones de un grupo de 25 personas cada día, 39 inmigrantes llegados en las últimas horas recalaron este sábado en el CIE de Barcelona a la espera de poder retornar a su país de origen.

Ante este escenario, el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, que insiste en reclamar una solución a escala europea, negó ayer de forma rotunda en Algeciras que hubiera un «colapso migratorio» y aseguró que se trata de una «situación excepcional controlada y controlable».

Salvo los menores, que quedarán bajo la tutela de la Junta de Andalucía, el resto sabe que su futuro pasa por el ferry de vuelta a Marruecos. Pero el goteo continuo de las últimas semanas ha convertido este trámite de expulsión en un cuello de botella.