El sector turístico da por perdida la campaña de verano y solo le queda mirar al 2021 y no precisamente con optimismo. El cierre de establecimientos y el confinamiento de la población por el coronavirus en España ha masacrado la temporada de Semana Santa. Pero más allá de este horizonte próximo se es consciente de que la pandemia es internacional y no quedan refugios en el mundo para el coronavirus, ni aquí ni en el extranjero.

La Semana Santa supone el pistoletazo de salida a la temporada alta para el turismo en España, el segundo país con más turistas del mundo. Pero este año el contador computará cero turistas, tanto esta semana festiva, como lo que queda de abril y mayo, según el vicepresidente del Exceltur, José Luis Zoreda. Según la asociación, que agrupa a las 28 firmas más relevantes del sector turístico español (incluidas empresas de transporte, hoteles, centrales de compra y turoperadores), el turismo no se reactivará hasta, como mínimo, mediados de junio, cuando se movilice a la demanda interior y, sobre todo, en áreas de proximidad, ante el «miedo al contagio». Según Zoreda, los extranjeros no llegarán hasta agosto. Es decir, «el 50% del verano ya se ha perdido».

Las pérdidas de facturación del sector ascenderán a 55.000 millones de euros sobre el total del año aunque «puede ser algo más» cuando se vuelva a actualizar la estimación. El turismo aporta unos 150.000 millones anuales al PIB, según el INE.

Se incluyen aquí los ingresos directos de actividades como las aerolíneas o los parques temáticos, pero también indirectas como el textil que fabrica la ropa de cama de los hoteles o los agricultores que cosechan la comida de los restaurantes. «Es el sector que más efectos multiplicadores genera», advierte Zoreda.

Exceltur admite que la única medida concreta para el sector turístico ha sido una línea de créditos blandos del ICO por valor de 400 millones de euros.

«Todavía no hay encima de la mesa un plan tangible, útil y rápido para el sector turístico español», dice Zoreda.

REMONTAR / La salida del abismo en el que está metido el sector dependerá de la curva sanitaria pero también de «cuál sea el miedo psicológico a viajar» cuando empiece a remitir el brote.

Ni agencias de viajes emisoras ni receptoras encuentran motivos para pensar en una recuperación rápida. «Costará remontar», reconoce el presidente de la patronal de agencias de viaje Acave, Martín Serrate. Ya están pensando las empresas turísticas en la pesadilla de los protocolos de seguridad, la exigencia de separación entre personas, el lastre de la amenaza de la cuarentena ante cualquier caso positivo por contagio. Admite Serrate los riesgos que asumirán tanto los viajeros como las empresas ante nuevos brotes. ¿Qué pasará con un crucero en el que aparezcan contagiados? ¿Y en un avión? ¿Puede alguien viajar a un destino ante el riesgo de que sus vacaciones terminen en cuarentena?

El único rayo de esperanza para España es que se revitalice el turismo interior. Serrate prevé que el turismo familiar en la Península y a Balerares y Canarias será la única alternativa con alguna posibilidad de éxito para el sector turístico.