No comas nada sin saber las calorías que tiene». «Vomita formando un ángulo de 90 grados para presionar el estómago y que la comida salga más fácilmente». «Usa ropa suelta cuando estés acompañada para que no sepan tu secreto, pero cuando estés sola ponte ropa apretada para recordar lo mal que te ves». «Usa una banda elástica en cada mano y cada vez que quieras comer, tira de ella; así sabrás que la comida equivale a dolor».

Todos estos peligrosos mensajes se encuentran en la red y cualquier persona, joven o mayor, puede acceder a ellos haciendo una rápida búsqueda. Son consignas, que se encuentran en foros y blogs llamados pro-ana (proanorexia) y pro-mía (pro-bulimia), que hacen apología de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), pero que a día de hoy, a diferencia de países como Francia, aún son legales en España.

sin opciones // La Generalitat catalana, por ejemplo, anunció en julio del 2017 que estudiaría vías legales para perseguirlos y ponerles freno. La idea era modificar dos leyes: la de salud pública, para los particulares que crean estas páginas, y el Código de Consumo, para actuar contra las empresas que las alojan. Ambas modificaciones permitirían, según la Generalitat, actuar desde el ámbito administrativo con eficacia y tomar medidas cautelares cuando fuera necesario.

A día de hoy, la única opción para perseguirlas es «presentar una denuncia para que la Fiscalía solicite medidas cautelares y el juez diga que cautelarmente se cierre la web porque los contenidos vulneran la salud pública», explica Rodolfo Tesone, abogado experto en Derecho Digital.

Con los cambios propuestos por la administración catalana, en colaboración con el colegio profesional, se podría sancionar económicamente a las empresas que alojan las páginas web que promueven estas conductas, como Blogspot, Facebook, Twitter o Tumblr, siempre que sean conscientes y no actúen para retirarlas. Las multas irían de los 10.000 a los 100.000 euros, al ser consideradas una infracción grave porque atentan contra la salud, que es un derecho básico. «Las sanciones buscan tener un efecto disuasorio», apunta Tesone, que cree que, a pesar de que son modificaciones «limitadas», pueden hacer «que no quede impune y que otras iniciativas más globales den un paso hacia adelante».

Si se aprueba, sería una legislación pionera en todo el Estado, pero Tesone asegura que, ni mucho menos, se podría atajar por completo esta problemática. «La modificación se dará solo en Cataluña, pero el problema en internet es que es un tablero de juego global. Uno de los retos es cómo perseguir aquellos servidores que están en otros países, por ejemplo», pone de manifiesto.

Además, aunque ahora mismo se puede conseguir cerrar estas páginas, la facilidad de crear una nueva hace casi imposible controlarlas: «Todos sabemos que si te eliminan una página, basta con cinco minutos para replicarla con un perfil falso», añade.