Antes de colgar este martes en redes sociales un gráfico vídeo donde se veía cómo el 23 de febrero dos hombres blancos mataban a tiros a Ahmaud Arbery, un joven negro de 25 años que corría por un suburbio de Brunswick (Georgia), el activista Shaun King se disculpó. “Es horrible, violento, un linchamiento moderno. Pero debe ser compartido en busca de la justicia que Georgia ha negado por tres meses”, escribió. Este jueves se ha comprobado el poder de ese vídeo, y de la decisión de hacerlo público.

Más de diez semanas después de los hechos pero solo tres días después de que las imágenes hicieran estallar la indignación en todo Estados Unidos ante otro crimen de tintes claramente racistas, las autoridades de Georgia han anunciado el arresto y la imputación por asesinato y agresión agravada de Gregory McMichael y su hijo Travis, que según el comunicado de prensa oficial es quien realizó los disparos mortales.

Se esperaba también el arresto y la imputación de William Bryan, un amigo de los McMichael que participó en la persecución de Arbery y fue quien grabó el vídeo, que recientemente fue filtrado al abogado de la familia del asesinado.

Los hechos

Arbery hacía jogging como de costumbre por el barrio de Satilla Shores cuando fue identificado por Greg McMichael como el supuesto autor de unos robos en el vecindario. El hombre de 64 años, que fue policía y luego investigador para la fiscalía local, llamó a su hijo, Travis, y los dos, armados, emprendieron una persecución en una camioneta pick up, apoyados por Bryan en otro vehículo. En el momento registrado en el vídeo, habían parado la camioneta. El hijo estaba fuera con un rifle y el padre en la parte trasera de carga con una pistola. Arbery trató de bordear el coche y entonces hubo un disparo. Luego se le ve forcejeando con Travis McMichael y se escuchan dos disparos más. Arbery, en las imágenes, da entonces unos pasos y cae en la carretera, donde se desangró y murió.

Durante semanas, y pese a las protestas locales, los McMichael no fueron detenidos y la investigación policial inicial no fue mucho más allá de escuchar su versión. Uno de los dos primeros fiscales que se encargaron del caso (que en ambos casos acabaron recusándose por sus vínculos directos e indirectos al mayor de los McMichael) desaconsejó su arresto alegando que las leyes de Georgia les amparaban, tanto para portar armas como para perseguir a quien creían sospechoso de un delito y hasta para “usar fuerza letal” si se habían sentido amenazados, lo que daba credibilidad a la versión de que Arbery les amenazó y “atacó violentamente” a Travis.

El giro

La publicación de las imágenes cambió las cosas. No solo desarticuló parte del relato de los McMichael, sino que dio dimensión nacional e internacional al caso. Las protestas y el clamor por justicia se extendieron en EEUU, con manifestaciones convocadas para este viernes, carreras organizadas en apoyo a la familia y peticiones online por justicia.

El tercer fiscal encargado del caso anunció que lo presentaría ante un gran jurado para que decidiera si se presentaban cargos (un paso insatisfactorio para los activistas, pues los cierres por coronavirus hacían que ese proceso no pudiera empezar al menos hasta el 12 de junio). El gobernador anunció que colaboraría en la investigación la Oficina de Investigaciones de Georgia, una agencia que hasta el momento solo había anunciado investigaciones sobre la filtración del vídeo y amenazas a la policía y que es la que este jueves se ha encargado de los arrestos.

El caso también cobró dimensión política. El candidato demócrata Joe Biden lo tildó de “asesinato a sangre fría” y exigió una investigación “rápida, completa y transparente”. Y hasta el presidente de EEUU, Donald Trump, ha dicho que la muerte de Arbery era “algo muy triste”.