Son las tres y media de la tarde del jueves, 19 de marzo, quinto día de confinamiento desde que el Gobierno decretara el estado de alarma. Una joven nerviosa ha llegado sola a la puerta de la comisaría más cercana a su casa, en el centro de Madrid. El día está nublado y la calle desierta; durante el trayecto apenas se ha cruzado con un par de vehículos. El policía que custodia la puerta lleva mascarilla y guantes y al verla acercarse le pide que mantenga la distancia de seguridad. Le advierte de que tiene orden de impedir la entrada a todo el mundo, salvo casos de gravedad. "Mi pareja me ha agredido, vengo a denunciarlo". El policía le dice: "Pasa". Le indica el camino y le pregunta: "¿Te he pegado?". La joven asiente con la cabeza.

"No había nadie más allí, me metieron en una oficina y la primera pregunta del agente que me atendió, me tranquilizó. Me dijo: ¿vives con tu agresor? Si es así te facilitamos de inmediato un domicilio para que te vayas", explica a EL PERIÓDICO esta mujer. No fue necesario. Ella vive sola, aunque su novio ha estado en su piso muchas veces durante los últimos meses. Ambos son jóvenes, tienen buenos trabajos y formación universitaria.

"Nunca hubiera pensado que me podía pasar algo así y menos en medio de lo que estamos sufriendo", lamenta la chica, que reconoce que su expareja ya dio señales de alarma hace un mes: "Entonces me echó en cara que me arreglaba demasiado y me acusó de estar con otros hombres, pero luego me pidió perdón y aquello quedó en nada". Ella ha decidido contar su caso para "que otras mujeres sepan que pueden denunciar este tipo de situaciones y que las instituciones siguen funcionando pese al coronavirus". Su denuncia, recogida en un atestado policial al que ha accedido este diario, relata un grave episodio de malos tratos dentro de su casa.

Tras la agresión, el acoso

Tras ese episodio, en plena crisis por el covid-19, los días siguientes, el maltratador acudió a su lugar de trabajo y la acosó allí. También lo hizo luego, cerca de un supermercado donde ella fue a hacer la compra imprescindible para pasar el confinamiento. Este diario ha decidido no reproducir ningún detalle más para proteger a la víctima.

Lo peor, comenta la joven, no fue dar el paso de denunciar a su exnovio, sino "tener que pasar sola" por todo eso. "Tenía algo de miedo por este asunto del coronavirus y a eso se añadió el terror de esta situación y que yo no podía ir a tranquilizar a mi familia en persona", afirma. "Lo primero que pensé es que estos días en que se ha parado el mundo, ni la Policía ni nadie tendría medios para protegerme", añade la chica.

En paradero desconocido

Un día después de acudir a la Comisaría, un juzgado madrileño de Violencia sobre la Mujer se puso en contacto con ella: "Yo estaba trabajando. Me dijeron: te estamos esperando para tomarte declaración, no tardes. Con el lío que tienen estos días, se habían olvidado de notificarme la citación. Me aseguraron que habían detenido a mi expareja y que ya no tenía de qué preocuparme", explica.

Pero cuando llegó al juzgado, supo que no era así: "La Policía había ido a casa de mi exnovio, pero no lo habían encontrado, no sabían dónde estaba. Entonces me puse muy nerviosa. Pedí a una amiga que viniera al juzgado para acompañarme y para no salir luego sola de allí, pero me dijeron que no podía pasar nadie", afirma.

El abogado de oficio

La joven lamenta las deficiencias que se producen en el juzgado por el colapso de estos días: "Como no me notificaron con tiempo la cita, tampoco pudo asistirme un abogado de mi confianza, así que me senté ante la jueza con un letrado de oficio. Tuve que explicarle en cinco minutos a ese desconocido lo que me había pasado. Mi abogado llevaba guantes de látex, mientras buscaba mi caso entre sus papeles. Le temblaban tanto las manos que se le cayó la carpeta al suelo. Mientras la recogía, me llamó por tres nombres de pila distintos", lamenta. Y añade: "Mi declaración empezó una hora más tarde porque mi letrado tenía que atender otros cinco juicios en ese mismo edificio aquella mañana. Tuvimos que esperarle".

Tras escuchar su declaración, la jueza le concedió una orden de alejamiento. Su maltratador, que no puede estar a menos de 500 metros de ella, fue localizado y detenido por la policía poco después. Pese a todo, la víctima asegura que "ha merecido la pena denunciar".

Rompió el confinamiento

La joven pasa ahora su confinamiento en un lugar seguro, pero el encierro no la ayuda a superar la situación: "Todas las noches tengo pesadillas, a veces sueño que él viene a pedirme perdón y que yo le perdono", un error que sabe que no debe cometer. No puede evitar darle vueltas a lo ocurrido: "Cada vez que salgo al supermercado, me imagino que me lo voy a encontrar. Si ya se saltó el confinamiento otras veces para acosarme, ¿por qué no va a volver a hacerlo?", explica. "Mucha gente pasa las horas en casa acordándose de buenos momentos que vivieron justo antes de que esto estallara, pero yo no puedo abstraerme así, no tengo ningún recuerdo cercano en el que no esté con él", se queja.

El lunes 23 de marzo su móvil volvió a sonar. "Era la Policía, preguntándome qué tal estaba. Las primeras semanas después de denunciar son las de mayor riesgo, me explicaron, así que me llamarán para saber si él ha quebrantado la orden de alejamiento". La chica confesó al agente: "No sé si ha vuelto a acercarse a mi casa me he saltado el confinamiento para mudarme a otro piso". Al otro lado del teléfono, el policía la tranquilizó: "No te preocupes. En tu caso, eso está más que justificado".

Primera víctima durante la pandemia

Karina Andrés, una mujer de 35 años vecina de la localidad castellonense de Almassora, se convirtió el 19 de marzo en la primera víctima mortal de violencia de género durante el Estado de Alarma en nuestro país, la número diecisiete en lo que va de año. El año pasado murieron a manos de sus parejas 55 mujeres, la cifra más alta desde 2015, cuando se registraron 60 víctimas. 168.168 mujeres presentaron denuncia por malos tratos en 2019, según los datos del Ministerio de Igualdad.

El Ministerio de Igualdad ha elaborado una guía para informar a las víctimas de la violencia machista sobre cómo actuar en distintas situaciones que pueden producirse durante el confinamiento. También ha puesto en marcha un servicio de asistencia psicológica por Whatsapp habilitando dos teléfonos a los que, junto al 016, pueden recurrir para pedir ayuda: 682916136 y 682508507. Además, el gobierno recuerda a las víctimas que, ante una situación de peligro, deben abandonar el domicilio si es posible y llamar a la policía. En este caso, no serán sancionadas por no respetar el estado de alarma. Cuatrocientos agentes más de la Policía Nacional están dedicados estas semanas a ayudar a las víctimas.