Las fiestas navideñas frenan nuestro ritmo habitual que lleva establecido desde el verano, aunque haya habido algún puente por medio. Tenemos vacaciones, nos reunimos con la familia, estamos con personas a las que hace meses que no vemos y hacemos balance de las metas cumplidas y las pendientes. Las emociones que vivimos son intensas, incluso cuando aparecen las negativas, por lo que la llegada de enero hace que nuestro cerebro vuelva a tener que ajustarse. Para alcanzar el equilibrio, pasa de un extremo al otro. Esto se ve especialmente en emociones como la tristeza o el miedo.

La cuesta de enero no es solo económica, sino que es un mes complicado en todos los sentidos. Debemos prestar atención a la parte psicológica, la que de no estar bien, nos impedirá poder enfrentarnos al nuevo año o nos dificultará en la vuelta a la rutina. Por eso, con la cuesta de enero, podemos seguir varios consejos.

MES TRISTE

El tercer lunes de enero es considerado como el 'blue monday', el día más triste del año. Con una ecuación matemática y teniendo en cuenta factores climáticos o económicos, se considera ese día como el más difícil al que debemos enfrentarnos. Sin embargo, enero en sí es un mes que nos despierta muchos sentimientos encontrados. Tenemos la ilusión de empezar con los propósitos que nos habíamos marcado al terminar el año, pero hemos vuelto a la rutina, se han pasado las fiestas y toda enfrentarse a las emociones que nos quedan, en muchos casos de pérdida y tristeza. Esto genera un desánimo general, días más duros en el trabajo y más propensión a la irritabilidad.

Como nos conocemos a nosotros mismos, conocemos lo que nos pasa y hemos empezado a notar los síntomas de la cuesta de enero, podemos pararlo y sentirnos este año mejor, haciendo hincapié en diferentes puntos y potenciando las emociones positivas. Los siguientes consejos nos ayudarán a lograrlo:

1. Ocio

Lo primero que sacrificamos cuando se acaban las vacaciones de navidades es nuestro ocio. Pasamos de una temporada en la que nunca estamos en casa a ahora vivir encerrados y solo trabajando. Si hacemos esto de la noche a la mañana, nos sentiremos mucho más agobiados y con más ansiedad. El cambio debe ser progresivo, sin perder el contacto con la familia o los amigos y aprovechando también los fines de semana.

2. Cuerpo

Los excesos navideños impactan sobre nuestro estado físico, lo que afecta también a nuestras emociones. Estamos más cansados y con una menor motivación. Para contrarrestarlo es preferible que volvamos cuanto antes a los buenos hábitos. Una alimentación saludable y un ejercicio físico regular no solo ayudarán a nuestro cuerpo, también a nuestro cerebro.

3. Estimula tu cerebro

Los propósitos de Año Nuevo nos sirven para hacer un balance y ver qué es aquello que queremos. Aunque giran especialmente sobre aspectos de salud, no debemos olvidar la parte intelectual. Nuevos aprendizajes, cursos estimulantes o proyectos diferentes nos ayudarán.

4. Cambios reales

Es también un buen momento para sentirnos mejor a través de los cambios reales que sean necesarios. Si nos marcamos siempre unas metas que no cumplimos o si vemos que en nuestra vida no hay un avance, es porque seguimos haciendo las cosas de la misma manera. ¿Cómo podemos hacerlo esta vez de forma diferente?

5. Busca ayuda

Enero no es por casualidad uno de los momentos donde más ayuda psicológica se busca a lo largo del año. Es una época donde nos damos cuenta de los problemas que de verdad podemos tener y la necesidad de superarlo. No siempre la tristeza o el miedo se debe a enero, a veces es también algo que arrastramos desde hace un tiempo pero que ahora se hace más visible.

Enero es el mes del cambio y de los nuevos proyectos, pero también de la vuelta a la rutina, al colegio y al trabajo, lo que no siempre nos sienta muy bien. Sin embargo, la cuesta de enero es algo a lo que podemos enfrentarnos esta vez de forma diferente.

* Ángel Rull, psicólogo.