Más de un centenar de incendios forestales arden en dos estados orientales de Australia, donde los servicios meteorológicos alertan de fuertes rachas de viento y condiciones de sequía que complican la extinción de los fuegos, que ya han dañado o destruido medio centenar de viviendas y otros edificios.

A pesar de que aún faltan tres meses para el verano austral, en el estado nororiental de Queensland continúan activos 65 incendios forestales y se pronostican que las condiciones adversas se prolonguen hasta el martes.

Daños en viviendas

La jefa en funciones del Ejecutivo de Queensland, Jackie Trad, informó de que 47 "estructuras", la mayoría de ellas viviendas, han sido dañadas o destruidas por las llamas, que causan mayor preocupación principalmente al sur de Brisbane y alrededor de la ciudad de Cairns.

"No hay duda de que con el aumento de las temperaturas por el cambio climático, algo que los científicos ya nos habían advertido, eventos como estos serán más frecuentes y feroces", declaró Trad a los periodistas en Brisbane.

En el vecino estado de Nueva Gales del Sur, decenas de incendios arden fuera de control, siendo los más extensos los de Armidale y Drake, que se extienden en más de 60.000 y 30.000 hectáreas de terrenos. Los bomberos confirmaron que cinco viviendas fueron calcinadas y cuatro dañadas en la localidad de Tenterfield y el aledaño pueblo de Drake, en el norte de Nueva Gales del Sur.

La oficina de Meteorología ha emitido una alerta por fuertes vientos en la costa de Nueva Gales del Sur, que comenzaron a azotar la región desde el fin de semana, ante la posibilidad de que agraven los incendios. La temporada de incendios en Australia varía según la zona y las condiciones meteorológicas aunque generalmente se registran en el verano austral (entre los meses de diciembre a marzo).