Un desprendimiento de rocas cortó en la madrugada de ayer la carretera que une Andorra con España, es decir, la vía que enlaza el principado con La Seu d’Urgell, cerrando así la frontera entre ambos países. Las piedras colapsaron la vía a las seis de la mañana, ocupando la carretera andorrana CG-1, que conecta con la N-145. Por fortuna no se registraron daños personales, pero sí algunos materiales, en un centro comercial, el Punt de Trobada, uno de los establecimientos en los que habitualmente los visitantes del principado se detienen a hacer sus compras.

A mediodía, seis horas más tarde, se logró habilitar un carril de ida y otro de vuelta, lo que supuso reabrir la conexión fronteriza, aunque de forma precaria. Al menos hasta mañana lunes solo los vehículos ligeros pueden circular por esta pequeña arteria. Los vehículos pesados y de más de dos metros de altura tendrán optar por una solución alternativa, al igual que tuvieron que hacer todos los vehículos durante las seis horas en que la carretera se mantuvo cerrada al tráfico: entrar en Andorra por el paso fronterizo francés del Pas de la Casa.

destrozos // La imagen que dejó el derrumbe, vista desde arriba, impresionaba. Una lengua marrón dejó cubierta la carretera a la altura del Punt de Trobada, en el que las piedras ocasionaron algunos destrozos sin dañar a personas. Los carriles habilitados para reabrir la circulación pasan por la parte posterior del centro comercial, en el lado del complejo opuesto a la carretera.