El defectuoso aterrizaje de un avión estuvo a punto de acabar en tragedia la noche del sábado al domingo en el norte de Turquía. La aeronave derrapó en el asfalto mojado de la pista del aeropuerto de Trebisonda y se deslizó por un pequeño y terroso acantilado hasta quedar embarrancado a pocos metros del mar. Por suerte, los 162 pasajeros y seis miembros de la tripulación pudieron salir del avión ilesos, aunque muy conmocionados por el suceso.

El incidente tuvo lugar en torno a las 23.30 hora local (dos horas menos en España) del sábado. En la grabación de un testigo tomada desde un coche que pasaba junto al aeropuerto, se observaba cómo el aparato, un Boeing 737-800 de la compañía turca Pegasus procedente de Ankara, poco después de tomar tierra, desaparece tras caer por la pendiente.

En un comunicado, la aerolínea mostró su «pesar» porque uno de sus vehículos sufriese «un incidente de salida de pista», aunque alegó que concluyó «sin pérdida de vidas ni heridos». Sin embargo, en el interior del avión se vivieron escenas de angustia, según relató una de las pasajeras, Fatma Gördü, a la agencia estatal Anadolu: «Comenzamos a inclinarnos hacia un lado. Luego la parte delantera se hundió y la cola se levantó. Entonces cundió el pánico. La gente gritaba y gritaba, sobre todo cuando empezamos a percibir el olor a gasolina», explicaba. Afortunadamente, todo quedó en un gran susto y no hubo que lamentar víctimas.