Una avalancha de compromisos y anuncios políticos jalonó ayer la cumbre Un Planeta convocada por el presidente francés, Emmanuel Macron, para dar nuevos bríos a una lucha contra el cambio climático que por ahora no da los efectos esperados.

Por eso, la conferencia de París centró sus esfuerzos en uno de los pilares de la lucha contra el calentamiento, la financiación, que será la que al final decida si la economía verde se convierte en una realidad o se queda en eslogan. Entre los anuncios más llamativos --y más destacados por las oenegé-- figuró la decisión del Banco Mundial, coorganizador de la cumbre junto a la ONU, de dejar de financiar proyectos de prospección y extracción de gas y petróleo después del 2019.

A ese compromiso se añadieron otros, como el de la Unión Europea, que movilizará 9.000 millones de euros suplementarios de aquí a 2020 en su plan de inversión dirigido a África.

Y es que, dos años justos después del Acuerdo de París, en el que 195 países se comprometieron a que el aumento de la temperatura global a finales de siglo no supere los dos grados, el presidente Macron no pudo ser más claro al abrir la cumbre: «Estamos perdiendo la batalla».

Erigido en agitador de una causa de la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abdicó al salir del pacto global, Macron quiso que su aldabonazo sirviese de toque de atención.