La materia prima ha puesto fáciles los juegos de palabras. La última adaptación cinematográfica de 'Ben-Hur' ha sido descrita como un fiasco épico, un fracaso de proporciones bíblicas, al menos en lo que a taquilla se refiere. Y aunque es posible encontrar críticas que reconocen el esfuerzo realizado por el director ruso Timur Bekmambetov para solventar el envenenado encargo de Paramount y Metro Goldwyn Mayer (con Jack Huston en el papel del príncipe judío que en 1959 interpretó Charlton Heston en la versión de William Wyler, que se hizo con 11 oscars, incluyendo el de mejor película), la nota media es un claro suspenso (29 sobre 100 en la web Rottentomatoes, 37 en Metacritic).

En las revisiones más negativas, como la de 'Rolling Stone', se habla directamente de un "engendro digitalizado que cojea en todos los departamentos por una asombrosa incompetencia". Pero posiblemente ha sido Kenneth Turan, el crítico del 'Los Angeles Times', quien mejor ha puesto el dedo en la llaga de lo que apunta a ser el mayor fracaso de Hollywood en un verano no falto de ellos. La película, según Turan, "ni siquiera es lo suficientemente mala como para enfadarse. De lo que carece es de una razón convincente para existir".

75 MILLONES EN PÉRDIDAS

Algo, no obstante, debió hacer pensar a los estudios mencionados que tenía potencial, porque se decidieron a invertir 100 millones de dólares en producir este 'Ben-Hur' (con el 80% del presupuesto corriendo a cargo de MGM). Llegó luego el gasto de decenas de millones más en promoción y distribución. Y todo para encontrarse con un desastre en el primer fin de semana, cuando en las pantallas de Estados Unidos la película de Bekmambetov recaudaba poco más de 11 millones.

Sumando el estreno en 18 mercados internacionales, la taquilla asciende a poco más de 22 millones. Y aunque hay confianza de que las cuentas se saneen algo cuando llegue a unos 40 países más y también cuando se estrene en plataformas de consumo doméstico en EEUU, fuentes de los propios estudios han reconocido a 'Variety' que anticipan unas pérdidas de entre 60 y 75 millones de dólares (entre 54 y 67 millones de euros).

Para Paramount, un estudio en apuros cuya matriz, Viacom, tampoco atraviesa su mejor momento, los números rojos pueden sumarse a un 'annus horribilis'. Sus pérdidas, de las que también son responsables títulos como 'Tortugas Ninja: fuera de las sombras', 'Zoolander 2' y 'Whiskey Tango Foxtrot', pueden llegar a 350 millones de dólares (312 millones de euros).

ALGO MÁS QUE CANSANCIO DE 'REMAKES'

Parte del problema puede radicar en que "las audiencias, especialmente en el mundo de los 'remakes', han sido muy duras"este verano. Así al menos ha querido verlo Rob Moore, vicepresidente de Paramount, que aludió a esa razón en unas declaraciones a 'The New York Times'. Pero ese argumento flaquea. Este último 'Ben-Hur' no es un 'remake' porque los derechos de la película de 1959 los tiene la Warner y, según ha explicado Richard Clarke, uno de los guionistas de la última versión, solo se pudo acudir al material de origen: el libro publicado en 1880 por Lewis Wallace, que ya antes había inspirado también dos adaptaciones en cine mudo en 1907 y en 1925.

Observadores con menos intereses invertidos en la película apuntan a otras razones para el fracaso. Entre ellos, Jeff Bock, analista de Exhibitor Relations, que ve en el último 'Ben-Hur' "la prueba de que las películas épicas 'de espadas y sandalias' (como se conocen en la industria) necesitan ser enterradas. Sin el reparto ni la historia apropiados, estas películas han sufrido mucho en taquilla últimamente", apuntaba Bock a 'Business Insider'.

AHUYENTAR A LOS JÓVENES

En un género en el que se enmarcan títulos recientes como 'Éxodo' y 'Noé', la última producción que suscitó auténtico entusiasmo fue 'Gladiator', y desde entonces han pasado 16 años. Y los jóvenes no se muestran atraídos por propuestas como este 'Ben-Hur' dirigido por el mismo realizador que había logrado éxitos menores como 'Se busca' o 'Abraham Lincoln. Cazador de vampiros' y que en el 2001 se había estrenado en el cine de romanos con una producción de serie B sobre mujeres gladiadoras rodada en Rusia titulada 'The Arena'.

El 94% de los espectadores que vieron 'Ben-Hur' el primer fin de semana eran mayores de 25 años. Quizá los jóvenes habían leído la crítica en 'Vox' que hablaba de "diálogos banales, actuaciones planas e imágenes generadas por ordenador de aspecto poco mejor que un juego normalito de la Playstation". O quizá es que cuando uno se acostumbra a 'Juego de tronos', hace falta algo más que una carrera de cuádrigas o la profesionalidad de Morgan Freeman.

Paramount tampoco ha podido salvar los papeles apoyándose en elpúblico cristiano, en el que concentró sus esfuerzos tras probar inicialmente con la promoción de 'Ben-Hur' como un 'blockbuster' tradicional. Donde mejor está funcionando la película en Estados Unidos es en lugares de tradición cristiana como Tejas y en el llamado "cinturón de la Biblia". Y aunque la película tiene el respaldo de líderes religiosos, que deben de estar contentos de que haya desaparecido el aura de homosexualidad con que Gore Vidal rodeó en la adaptación de 1959 la relación entre Judá y Messala, tendría que suceder un milagro para que este 'Ben-Hur' no acabe sus días en el infierno de los fracasos hollywoodienses; ese en el que, por cierto, este mismo verano también ha entrado Steven Spielberg de la mano de 'Mi amigo el gigante'.