En 1998, J. C. cursaba Bachillerato y su profesor de gimnasia eraJoaquim Benítez. Durante una de sus clases, este alumno le dijo al docente que le "dolían las piernas" y el pederasta confeso se lo llevó a su despacho para darle un masaje. Allí se encontró "con una luz tenue y una música relajante". “Me sorprendió”, ha declarado 18 años después a los Mossos d'Esquadra este exalumno de la escuela de los Maristas de Sants-Les Corts.

Una vez en el interior, Benítez hizo que se desnudara y que se estirara en la camilla. El profesor le masajeó las piernas hasta llegar a los genitales. Entonces se paró y se limitó a tocarle esa zona. El profesor, advirtiendo su incomodidad, le advirtió: “Tendrás que acostumbrarte a que te toque (refiriéndose a los genitales) para hacerte el masaje”. J. C. no supo reaccionar. Esta experiencia se repitió en tres ocasiones.

Su relato forma parte de una de las siete nuevas declaraciones que han sido remitidas por los Mossos d’Esquadra al juzgado de Barcelona que investiga a Benítez. Por lo tanto, son 17 denuncias las que ya están en manos del juez Miguel Ángel Tabares. Está previsto que la policía autonómica remita alguna más.

El patrón seguido por el pederasta es casi siempre el mismo, según detalla la inmensa mayoría de sus víctimas. Bajo pretextos relacionados con sus supuestos conocimientos médicos,los conminaba a entrar en su despacho y allí abusa sexualmente de ellos. En tres de los siete nuevos casos, el exdocente llegó a practicar masturbaciones. Entre las víctimas, aparece un denunciante que cuando sufrió sus tocamientos solo tenía 9 años.

PILLADO 'IN FRAGANTI'

Un profesor que daba clases de natación "en 1984 o 1985", entró en el despacho de Benítez mientras este se estaba propasando con un alumno. Según esta víctima ha detallado a los Mossos, el pederasta le había llevado hasta su cámara para hacer "unas comprobaciones". Le pidió que se desnudara y que se estirara en la camilla. En esta posición, le tocó los genitales y le masturbó.

Mientras esto sucedía, la puerta del despacho se abrió y apareció un profesor. Al darse cuenta, Benítez cogió una toalla y le tapó los genitales al menor, de 13 años. El compañero, sorprendido, gritó:“¿Qué le estás haciendo al niño?”. El pederasta disimuló asegurándole que solo estaba haciendo "unas comprobaciones". Su colega le respondió: “Pues acaba deprisa y deja que se vaya”. Tras esta advertencia, cerró la puerta y Benítez terminó de masturbar al alumno. El colegio no se deshizo del pederasta hasta casi 30 años después.