Ötzi, el hombre de hielo, no murió solo. El espécimen humano que pereció hace unos 5.300 años lo hizo junto a al menos 75 especies de musgos antiguos y hepáticas, unas pequeñas plantas de forma irregular y hojas laminadas. Una nueva investigación, publicada ayer en la revista científica PLOS ONE, desvela los demás organismos que han permanecido resguardados en la cápsula de hielo en la que hace casi tres décadas fue hallada esta momia.

La historia de Ötzi empieza el 19 de septiembre de 1991, cuando una pareja de excursionistas alemanes que paseaba por los Alpes italianos se percató de un extraño objeto y alertó a los carabinieri. Se trataba de un cadáver momificado que había quedado al descubierto tras el deshielo del glaciar. A su lado, ropas rasgadas y algunos instrumentos. Ahora, un nuevo análisis de su tumba helada ha identificado el resto de seres vivos que han permanecido congelados hasta nuestros días.

Variedad de especies

Hoy en día, el área en la que se encontró la momia es el hogar de unas 23 especies de briófitas, un tipo de plantas terrestres que se pueden encontrar en climas fríos o húmedos. Pero cerca de Ötzi los investigadores identificaron miles de fragmentos de estos vegetales. Un nuevo análisis de estos, liderado por investigadores de la Universidad de Glasgow y la de Innsbruck, concluye que hay al menos 75 especies diferentes. Los expertos afirman que este el único caso conocido en el que las briófitas han logrado preservarse durante miles de año.