Nadie habría imaginado hace solo seis semanas la nueva vida a la que los españoles se han tenido que acostumbrar. De sopetón todo ha cambiado por el covid-19. Las escuelas y los parques infantiles están vacíos; la mayoría de los establecimientos, cerrados; los hospitales, llenos, y las pocas personas que andan por la calle se miran de reojo mientras se ajustan los guantes y respiran bajo una mascarilla. Pero en esta España inédita, con una crisis sanitaria y unos datos económicos desgarradores, una cosa no ha cambiado: la bronca política.

Pedro Sánchez empezó hace 10 días a defender la necesidad de forjar unos nuevos acuerdos, similares a los Pactos de la Moncloa del 1977, para hacer frente al reto político, económico y social que plantea esta pandemia. El presidente del Gobierno (un Gobierno de coalición y en minoría parlamentaria) tendió la mano a la oposición después de tres semanas en las que tomó decisiones de forma unilateral sin consultárselas al jefe de la oposición, Pablo Casado (PP), y tampoco a sus socios de investidura. Las formas han molestado especialmente en la sede conservadora, donde están dispuestos a marcar perfil y afear a Sánchez su «arrogancia». En el gabinete de Casado subrayan que el jefe del Ejecutivo no es «merecedor de respeto» y que solo busca una foto.

La amenaza global del virus, que llega acompañada cada día con advertencias de los organismos internacionales sobre una recesión de vértigo, índices de paro desbocados y sectores enteros obligados a la reconversión, no ha reblandecido a unos líderes que parecen entretenidos en las disputas de siempre, en unos parámetros que ya están caducados. El coronavirus, según el sondeo del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) conocido ayer, ocupa el primer lugar en la lista de preocupaciones, desplazando a la histórica primera inquietud: el paro y la situación económica. Además, el 91,4% de los ciudadanos desean que, cuando se supere la pandemia, se haga un «esfuerzo especial» para afrontar la crisis mediante «grandes acuerdos». ¿Sienten confianza los españoles en Sánchez para hacer frente a este desafío? El 47,8% tiene poca o ninguna confianza en el Gobierno y el 46,5% responde que bastante o mucha. España, el país del mundo con más muertos por millón de habitantes, está dividido, polarizado.

«EL PULSO DEL VIRUS» / «Casado parece querer echar un pulso, pero el que nos está echando el pulso a todos es el virus», advierten fuentes parlamentarias socialistas antes de justificar que, si «en algunos momentos» no se ha facilitado información a la oposición, ha sido por la necesidad de «legislar al minuto» para frenar los contagios. El efecto de arrastre de Vox sobre Casado sigue siendo clave, admite una exministra de Mariano Rajoy. Por ahora, solo Ciudadanos se ha mostrado proactivo a alcanzar un pacto.

Junto con las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por los riesgos de un desconfinamiento precipitado, Sánchez lidia cada día con llamadas de gobiernos europeos interesados en que algunas de sus empresas con sucursales en España abran cuanto antes para volver a producir. La presión es intensa en el sector automovilístico, aseguran fuentes diplomáticas. Pero la posible reanudación de la mayor parte del tejido productivo debe ir aparejada con una protección adecuada de los trabajadores que, en estos momentos, el Ejecutivo español no puede asegurar. La competencia mundial para lograr mascarillas y guantes sigue siendo tan brutal como hace un mes porque, a las necesidades sanitarias, se ha sumado ahora la voluntad de que todos los trabajadores puedan protegerse cuando vuelvan a sus puestos.

TENSIÓN / Según esas fuentes diplomáticas, el PP es consciente de este problema porque en las autonomías en las que gobierna (Madrid, Galicia, Andalucía, Castilla y León y Murcia) las consejerías también sufren esa competencia, una de las razones por las que la tensión entre Gobierno y ejecutivos regionales no se ha desebocado. Según la Moncloa, tras los primeros contactos con los partidos, los agentes sociales y las comunidades para impulsar un pacto sobre las reformas para diseñar la España que se desea a medio plazo, habrá que sentarse a elaborar los Presupuestos en los que la reindustrialización, la investigación, la sanidad y el turismo deberían ser algunos de los ejes principales.