No siempre es fácil sentirse bien con uno mismo, menos aún si te cruzas con personas que tienen conceptos distintos de lo que es el respeto o la empatía. Y, también, todos aquellos que disfrutan yendo de compras sabrán que trabajar de cara al público no siempre es sinónimo de amabilidad.

Todo esto pudo experimentar Harriet Kinton, la joven que ha escrito una carta en Facebook que se ha vuelto viral. En ella se dirige a dos dependientas de una tienda de moda, 'Superdrug', que habían estado haciendo comentarios despectivos en voz alta sobre sus pantalones y su sonrisa.

Lejos de amedrentarse, la joven se acercó a ellas para hacerles saber que era consciente de sus burlas y para mostrarles su mejor sonrisa antes de marcharse, pero decidió que eso no era suficiente.

LA VALENTÍA DE REIVINDICAR EL RESPETO

Harriett pensó que era necesario hacer público ese comportamiento para evitar que sucediese en futuras ocasiones, así que compartió en su cuenta personal de Facebook un escrito donde contaba su experiencia, un relato que ya ha sido compartido más de 50.000 veces.

"He escuchado los comentarios que hicisteis sobre mi aspecto y mis pantalones. Hablasteis lo suficientemente alto como para que la mayoría de la gente lo escuchara. Evidentemente, no es la primera vez que hacéis comentarios y os reís de alguien, pero sospecho que otras veces las personas aludidas simplemente giran la cara y se sienten mal por dentro", de esta forma Kinton ponía en su sitio a las dos trabajadoras.

La jóven se mostró muy segura de sí misma, afirmando que no le afectaron las miradas ni los comentarios de las dos mujeres, si no el hecho de ver que se divirtieran actuando con maldad hacia otra persona. "No sé qué ganáis haciendo eso, aparte de mirar con cara de tontas cuando os disteis cuenta de que os había escuchado", añadía.

PREDICANDO CON EL EJEMPLO

Cualquiera podría haberse dejado llevar por sus emociones y habría redactado una carta donde se pudiese intuir rabia o rencor, pero Harriett decidió predicar con el ejemplo y terminó su carta mandando un 'mensaje de amor' a ambas dependientas, haciendo incluso un cumplido hacia su peinado y su maquillaje.

Gracias a la viralización del escrito, la empresa propietaria de Superdrug se disculpó con la jóven, que tampoco quiso revelar la identidad de las trabajadoras ni en qué sección de la tienda sucedió el incidente.