La detención del mayor capo de la droga de Europa, el británico Robert Dawes, el pasado mes de diciembre no supuso la desarticulación de la red de narcotraficantes. A rey muerto, rey puesto, y su hombre de confianza, Emeil B., decidió hacerse con las riendas del negocio para evitar que las bandas rivales les comieran terreno. Ahora, la Guardia Civil le ha detenido en la Costa del Sol en el marco de una operación internacional con ramificaciones en Holanda coordinada por la Europol. Además de liderar la red de tráfico de drogas a gran escala, está vinculado con la muerte de al menos 15 personas de bandas rivales en los últimos 3 años en Holanda, a donde ha sido extraditado.

Las fuerzas de seguridad europeas seguían la pista a Emeil B. desde que investigaban a su jefe. Se comprobó que este misterioso hombre, de 42 años y nacionalidad holandesa, ejercía como su persona de confianza y se desplazaba con frecuencia desde Holanda a Málaga para seguir las directrices de su jefe sobre el tráfico y distribución de drogas que llegaban a puertos europeos, especialmente a Amberes y Rotterdam, según ha informado la Guardia Civil. Y es que la organización que dirigía Dawes había conseguido hacerse con el trono del tráfico a gran escala en Europa, y extendía sus tentáculos por 13 países. Desde su refugio de lujo en Benalmádena (Málaga) fue capaces de meter 1,5 toneladas de cocaína en un avión desde Venezuela, o de cruzar el Canal de la Mancha con coches cargados de droga oculta en dobles fondos.

El tipo era tan escurridizo que fue necesario montar un grupo especial de la Europol para investigarlo y detenerlo, en el que participaron agentes de la Agencia Británica contra el Crimen (NCA), la Policía Judicial Francesa (OCRTIS) y la Guardia Civil. Todos ellos encargados de no perderle la pista durante ocho años y 17 operaciones internacionales en las que, paso a paso, se fue cercando al capo -con conexiones con la mafia calabresa, la más violenta--. Desde su detención, Dawes permanece prisionero en Francia por introducir cocaína en un vuelo procedente de Venezuela con la connivencia de mandos militares sudamericanos comprados por la red que hacían la vista gorda a la entrada de las maletas a la aeronave.

En muchas de las reuniones de Dawes siempre aparecía Emeil B., por lo que Guardia Civil y Policía holandesa iniciaron una investigación paralela. Averiguaron que en su país de origen mantenía frecuentes reuniones con jefes de cárteles de la droga de países sudamericanos, que se desplazaban allí para ultimar operaciones de narcotráfico. Las pesquisas, según informa la Guardia Civil, desvelaron las conexiones de esta ramificación de la red con otros individuos relacionados con el narcotráfico en Holanda vinculados a la banda motera ‘Satudara’. Así se pudo determinar la participación de Emeil y sus hombres en “ajustes de cuentas con fusiles de asalto AK-47, en los que habrían fallecido al menos 15 personas en los tres últimos años”.

SEGURIDAD EXTREMA

El seguimiento policial demostró que en los últimos meses había intensificado sus visitas a la Costa del Sol con la intención de mantener activa la infraestructura de la red en España. Unas estancias siempre rodeadas de fuertes medidas de seguridad, ya que como hiciera su antecesor, las comunicaciones entre los miembros de la red se realizaban solo “a través de telefonía encriptada con PGP, una tecnología muy avanzada en el mercado, sólo al alcance de redes criminales con gran poder económico”, matiza la Benemérita.

Pero en uno de sus desplazamientos, los agentes del Grupo de Drogas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le detectaron en un piso franco que la red mantenía activo en una urbanización de Torremolinos, donde fue detenido. De forma paralela, la Policía holandesa desarrolló la operación contra los otros miembros de la red.

El detenido, sobre el que pesaba una Orden Europea de Detención dictada por las autoridades judiciales holandesas, ha sido extraditado ya a ese país, donde se decretó su ingreso en prisión.

150 TELÉFONOS ENCRIPTADOS

La operación Brumosa se ha realizado en España y Holanda, países en los que se han realizado 15 registros domiciliarios. En ellos se han intervenido, entre otros efectos, más de 6 kilos de cocaína, varias armas de fuego, 500.000 euros en efectivo, diamantes, vehículos de alta gama y 150 teléfonos encriptados con tecnología PGP, una de las más avanzadas y seguras del mercado. Además, se han bloqueado diversas cuentas y propiedades en varios países europeos.