La presión policial en el Campo de Gibraltar para combatir a las organizaciones de narcotraficantes ha obligado a los narcos a expandirse hacia otros puntos del litoral en busca de rutas más seguras. Uno de esos nuevos puntos calientes es Málaga, donde la Guardia Civil ha detenido a 18 personas que intentaban establecerse en la zona más oriental de la provincia. El cabecilla de la trama residía en Marbella (Málaga), y aunque contaba con mano de obra local, no dudaba en desplazar hasta la zona a los responsables de logística que tenía en el área del Estrecho para aprovechar su experiencia y conocimiento a fin de que los alijos fueran desembarcados sin sobresaltos. Todos los detenidos están ya a disposición judicial como presuntos autores de los delitos de pertenencia a organización criminal y contra la salud pública por tráfico de drogas.

En la operación, denominada Latesco, los agentes han logrado incautar 1,2 toneladas de hachís. Las sospechas comenzaron a inicios de este año, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de la existencia en una organización delictiva radicada en la provincia y que podría estar introduciendo hachís en nuestro país por esa nueva ruta. La trama estaba coordinada por un hombre asentado en Marbella, que según las primeras pesquisas contaba con la colaboración de numerosos jóvenes que se encargaban de materializar los alijos en la playa y conducir la droga hasta lugares seguros, conocidos como guarderías, repartidas por distintos puntos de la provincia. Posteriormente, la droga era entregada a su comprador, que la transportaba por vía terrestre hasta países europeos.

Ya en mayo los agentes localizaron una embarcación sospechosa de transportar droga en los alrededores de El Cañuelo, una playa de Nerja alejada del núcleo urbano pero con fácil acceso en vehículo por caminos asfaltados. El dispositivo policial conformado por el Servicio Marítimo provincial y distintas unidades en tierra de Granada y Málaga logró pillar a nueve de los narcos in fraganti mientras descargaban la embarcación. Además de la droga, los agentes intervinieron dos furgonetas, una de ellas cargada con 1,2 toneladas de droga repartida en 38 fardos y otra con 1.000 litros de gasolina dispuestos en numerosas garrafas que la banda pretendía utilizar posteriormente para repostar la narcolancha.

Las declaraciones de los detenidos, junto a las pesquisas que ya desarrollaban los agentes, permitió determinar la conexión existente entre ese alijo de droga y la organización liderada por un capo en Marbella, lo que desató la segunda fase de la operación. En esta ocasión se realizaron tres registros domiciliarios, uno de ellos en Marbella, y se procedió a la detención de otras nueve personas, entre ellas el máximo responsable de este grupo criminal, pero también varias de las personas encargadas de las labores de logística de la organización.

Según fuentes policiales, la red había huido de la presión policial en el Campo de Gibraltar y decidió realizar los alijos en las costas malagueñas y granadinas, a mayor distancia de Marruecos por mar pero también menos vigiladas. Para ello, captaron a jóvenes de esas zonas que completaran los equipos y ayudar en las labores de desembarco de la droga a cambio de un dinero fácil y rápido. No obstante, las personas que ejercían las tareas de dirección en el momento del alijo se trasladaban expresamente desde municipios del Campo de Gibraltar, dado que eran los que tenían el conocimiento de cómo proceder de forma más eficaz y sigilosa.

El golpe policial confirma que Málaga se ha convertido en el principal punto de acción de las bandas de narcos para tratar de introducir la droga. Algunas de ellas trabajan con total impunidad y a cualquier hora del día, como prueba el vídeo difundido en las redes sociales en las que se ve cómo un grupo de jóvenes desembarca un alijo a plena mañana ante la mirada sorprendida de los bañistas que contemplan la escena a escasos metros. Uno de los narcos, que llevaba un rato en la zona en espera del mejor momento para descargar la droga, no duda siquiera en increpar y amenazar a uno de los veraneantes reclamándole el teléfono. Eh, el móvil, como llames te mato, se escucha en la grabación.