Las mafias, fundamentalmente asiáticas, ya han entrado en el sector farmacéutico, y no solo en productos como suplementos alimenticios o viagra. El tráfico ilegal de medicamentos en el mundo es completamente real y basta explorar internet para detectar la amplitud del fenómeno. La Agencia Española del Medicamento y Productos de Salud (Aemps) asegura que en España no hay medicamentos falsificados. Lo mismo reitera la patronal farmacéutica Farmaindustria. Pero en algunos foros se reconoce que sí "han pasado por distribuidores españoles". El jefe de inspección de la Aemps Manuel Ibarra Lorente reconoció hace unas semanas en un foro farmacéutico que hay conexiones entre el crimen organizado y la producción de medicamentos, "con pautas similares a las utilizadas en el tráfico de drogas". Y aseguró también que en algunos países "el porcentaje de medicamentos falsificados llega al 40%". Por cada 1.000 dólares invertidos en medicamentos falsificados se obtiene un beneficio 500 veces superior, aseguró Ibarra. Ese es el gran motor del negocio de la falsificación.

No necesariamente esos medicamentos falsificados son un fraude. Desde un punto de vista meramente técnico se considera un medicamento falsificado también aquel que ha sido manipulado en su envase, factura o cualquier elemento que interrumpa la trazabilidad habitual. Por ejemplo que haya vuelto a los clientes tras haber sido retirado de la venta.

Los nuevos controles impulsados por Sevem detectarán las partidas de producto que pasen de unos países a otros, las compras masivas en puntos de venta o las importaciones. De esta manera, las situaciones de desabastecimiento que han proliferado en los últimos tiempos en los mercados con precios de referencia más bajos evidenciarán las políticas comerciales de los laboratorios que prioricen sus estrategias y la venta más que en cubrir las necesidades de la demanda local (aunque existan productos alternativos de la competencia).

Según la Alianza Europea para el Acceso a Medicinas Seguras (ASM), "los falsificadores actúan de modo ilegal y no tienen interés alguno en la seguridad de los pacientes. Se infiltran en la cadena de suministro de los medicamentos legítima y también utilizan farmacias por internet sin autorización para ocultar sus fármacos falsos entre los medicamentos legales". Por esta razón, los expertos alertan de que esos medicamentos falsificados se pueden fabricar en ambientes no controlados y contener, por tanto, productos peligrosos. "Una persona que tome de forma habitual medicamentos falsificados puede no estar aprovechando los efectos terapéuticos del fármaco, y existe la posibilidad de que aparezcan resistencias farmacológicas o de que se produzca un problema de salud", advierten.

Internet es el gran medio para la distribución universal de medicamentos. El mismo Amazon se ha introducido en la venta de medicamentos en Estados Unidos. Desde Europa, la compra de medicamentos fuera de control es posible en internet. La situación es especialmente problemática en el caso de medicinas veterinarias. El peligro de la utilización de fármacos o antibióticos no controlados en la ganadería o la piscifactoría es más alarmante que en caso de la alimentación humana. Una consulta en Alibaba es prueba de esas posibilidades. O en otras páginas de internet.

Otro ejemplo de venta en internet es el de Tramadol. Se ha convertido en un superventas en África, y algunos le han colgado el sambenito de ser el fármaco más utilizado por los soldados de Boko Haram, por ser un opiaceo y tener efecto antidolor y favorecedor de estados de euforia. En internet se vende a unos 500 dólares la caja de 160 comprimidos, con envío a todo el mundo. Con receta, ese fármaco se consigue en España con el pago de poco más de seis euros la caja de 60 comprimidos. El tráfico de medicamentos con receta desde países con servicio universal de salud y el resto es una amenaza para las cuentas públicas y la iniciativa Sevem contribuirá a controlar el destino de todos los medicamentos. A día de hoy se desconoce el impacto real del comercio ilícito de fármacos en España.