La vida es eso que pasa mientras corres un encierro. Dicen que el acto de medirse a seis toros da sentido a la existencia. Ayer la oportunidad de decirle «no» a la muerte tenía forma de Cebada Gago. Toros gaditanos que no perdonan en sus comparecencias en Pamplona. Y van 29. 30 si contamos que el primer año acudieron a la cita como novillos.

«Son 29 encierros», apuntó uno de los astados como aquel que resiste a cumplir años. Juventud divino tesoro. La veteranía de los cebaítas para abrir las mañanas sanfermineras se contraponía a las sensaciones propias de un siete del siete. Dónde todo se siente por primera vez aunque ya se haya sentido muchas veces. Sensación que conocen bien muchos castellonenses que ayer ya tomaron parte en el acto.

Pitorro, Adelantado, Segador, Perseguido, Tirador y Punterito salieron de corrales a las 8.00 horas. Tras los cánticos al santo y el cohete, por supuesto. San Fermín es tiempo de liturgias, de un guion cerrado que pierde los papeles cuando toda la manada pisa la cuesta de Santo Domingo.

Poco duró hermanada la torada, con dos toros tirando derrotes a izquierda y derecha en esos primeros metros donde se encuentra la hornacina con la imagen del patrón. Se frenó el número 80 por la parte izquierda, una circunstancia que vivió de cerca un componente de la peña El Bou de Morella. El mismo ejemplar tomó la acera arrollando y embistiendo a algunos mozos hasta la zona del Ayuntamiento.

MANADA ESTIRADA // Por la casa consistorial, un día antes protagonista del chupinazo, la manada pasó más estirada, colocación que mantuvieron por la calle Mercaderes. En la curva el ejemplar que iba líder chocó contra el vallado, lo que permitió al toro melocotón encabezar la entrada a la kalea Estafeta. En esa zona se registró un espectacular volteretón a un mozo, mientras a escasos metros Nacho Marín, con la camiseta del CD Castellón, buscaba toro para meterse en carrera. Bien sabe él lo que es ser fiel a una cita no exenta de sufrimiento.

Cuatro astados y los cabestros se fundieron con la marea humana. Allí, en la cara, se situó Mateo Ferris junto a otros conocidos corredores que celebraron la vida entre los pitones. El de Onda cayó e intentó volver a coger toro con los dos ejemplares que se habían quedado rezagados.

De hecho, en el mítico vial se vivieron momentos de tensión cuando uno de los dos cebadas hizo el ademán de dar la vuelta. Mozos y pastores recondujeron la situación y la carrera hacia el tramo de Telefónica, entre ellos el ondense Joan Varella para quien el encierro de ayer viernes era el más especial. No por la ganadería, sino por ser el primero.

PARTE MÉDICO // Los últimos animales entraron por la puerta de corrales a los 2 minutos y 54 segundos, no sin antes sumar las cornadas de rigor a un historial con 53 cornadas en 28 encierros. Al final, cuatro mozos tuvieron que ser evacuados, tres por herida de asta: dos norteamericanos y un navarro. El cuarto herido es un irlandés que sufrió un traumatismo. En la cuesta de Santo Domingo fue corneado un estadounidense de 29 años, y al final de esta calle, también lo fue un compatriota de 35 años.

El herido más grave es el navarro F.A.T., de 46 años, quien sufre una contusión craneal, herida en la frente y cornada en la región posterior del muslo derecho.