Las menores que se quedan embarazadas en España necesitan el consentimiento de sus padres para abortar. Una amplia mayoría de ellas lo logran, pero hay una minoría, las más vulnerables, que no obtienen ese permiso (o no se atreven a pedirlo) y optan por asumir riesgos para interrumpir su embarazo. Entidades y farmacéuticos constatan que hay chicas que compran pastillas abortivas por internet y se las toman sin supervisión médica. Una situación que conlleva un riesgo «potencialmente mortal» para estas jóvenes y que, sospechan muchos expertos, no cambiará hasta que no se modifique la ley, algo que ya prevé el nuevo Gobierno de coalición.

«Prácticamente en la mayoría de los casos logramos mediar con la familia para que las menores de edad que lo desean puedan interrumpir el embarazo, pero al menos registramos un caso al mes de chicas que no consiguen este requisito esencial para detener la gestación», explica Jordi Baroja, director del Centre Jove d’Atenció a les Sexualitats de Barcelona. «Son chicas con problemas sociales o cuyos progenitores tienen un pensamiento contrario al aborto», describe. Y en estos casos, ¿qué ocurre? «A veces vuelven diciendo que han abortado de forma espontánea, pero más tarde nos explican que consiguieron los fármacos para abortar de forma clandestina. Otras, directamente, las perdemos por el camino», expone.

«De forma clandestina» quiere decir «comprar pastillas abortivas a través de internet». Sin ningún control médico. Existen decenas de anuncios en la red que ofrecen misoprostol, el principio activo que se comercializa como Cytotec. Se trata de un fármaco -legalmente solo administrado en centros sanitarios y hospitales-- que induce las contracciones para que la madre expulse el feto del útero antes de las nueve semanas de embarazo.

RIESGO DE MUERTE / «Tómate cuatro pastillas, dos por vía oral y dos por vía vaginal con un intervalo de cinco minutos. Luego te pones de cuclillas en un barreño y así verás cómo expulsas el coágulo». Esta es la recomendación que, en internet, ofrece una persona que de forma ilegal vende este producto a una supuesta adolescente de 16 años que está embarazada de tres semanas. No advierte del riesgo de fiebre, náuseas y hemorragias, ni de la necesidad de visitar a un médico antes. Afirma no ser un especialista sanitario y reconoce que tiene mucha demanda: «No doy abasto». Cada pastilla cuesta 40 euros y los envíos se realizan desde Madrid haciendo uso el servicio certificado de Correos.

«Estas chicas se enfrentan a un riesgo potencialmente mortal», sentencia la doctora Montse Palacio, vicepresidenta de la Societat Catalana d’Obstetricia i Ginecologia de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Cataluña. «Aparte del riesgo de hemorragia de la menor, puede haber complicaciones, como altísimas fiebres y náuseas. Algunas chicas pueden terminar incluso con un paro cardiaco o un choque hemorrágico», añade. «Estos tratamientos necesitan siempre una supervisión médica», subraya.

POCOS DATOS / Según varios informes de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI), cada año es posible que haya más de un centenar de jóvenes que abortan sin el consentimiento de sus padres en España. Un número de casos que representan menos del 1% de los abortos que se registran en todo el país. Otro estudio de la ACAI del 2010, cuando las chicas de 16 a 18 años podían abortar sin el permiso de los padres, constató que fueron 151 las menores que interrumpieron voluntariamente su embarazo en toda la geografía española. Y una investigación más, con fecha del 2014, señaló que ese año hubo 113 menores de edad que se encontraron en dicha encrucijada.