En una enfermedad que, de momento, no tiene cura, como la demencia de alzhéimer, la prioridad de los neurólogos es el diagnóstico precoz que permita actuaciones preventivas para mejorar el curso de esta enfermedad. Frenar esta demencia solo será posible, no obstante, cuando exista una terapia eficaz, para lo cual es imprescindible que gobiernos e industria inviertan de forma suficiente en esta búsqueda, algo que, advierten los especialistas, ahora no sucede.

Mientras la investigación sobre el tratamiento o la prevención de la demencia de alzhéimer no marque un horizonte de fundadas esperanzas, será difícil que haya interés en invertir en la búsqueda de solución para una enfermedad tan grave y prevalente. Esta es la opinión de quienes en estos momentos lideran esa investigación en Catalunya y el resto de España, los neurólogos José Luis Molinuevo, en el Hosptial Clínic, y Rafael Blesa, en el de Sant Pau, de Barcelona. Ambos consideran “vergonzoso y lamentable” que la sanidad española no cuente con un plan nacional sobre esta grave demencia, como sí sucede en la mayoría de países del entorno europeo y norteamericano. Y coinciden en destacar la escuálida dotación con que cuentan los equipos científicos catalanes que emprenden estudios clínicos centrados en el mal de alzhéimer.

“La proporción de becas que reciben los investigadores sobre el cáncer es de 100 sobre 10 si la comparamos con con las recibidas por quienes estudian el alzhéimer -afirma Blesa-. La inversión en el cáncer, [métodos diagnósticos o nuevos fármacos] proporciona un retorno económico altísimo. Cada novedad oncológica es recogida con enorme interés por la industria farmacéutica o tecnológica, ya que pueden fijar precios elevadísimos que son asumidos por los gobiernos. El alzhéimer no genera ninguna prioridad, ya que aún no genera retorno de beneficio”.

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“La investigación sobre la demencia de alzhéimer está completamente infrafinanciada en España, sobretodo si se compara con países con los que deberíamos equipararnos, con Gran Bretaña, por ejemplo”, añade Molinuevo. “La mejor noticia científica sobre el alzhéimer que se publicó en el 2016 fue el anuncio de que el Congreso de EEUU aprobó destinar 1.200 millones de dólares para investigación sobre demencia de alzhéimer en el 2016 y 2017”, enfatiza Blesa.

Esta situación, destacan, contrasta con las exclamaciones y alarmas epidemiológicas futuras que los políticos responsables de la asistencia sanitaria catalana y española expresan cuando llega el Día Mundial del Alzhéimer. “Lamentan el esfuerzo de las familias de los enfermos, y advierten sobre la progresión demográfica de la enfermedad, pero no invierten ni se ocupan de que quien dispone de posibilidades de hacerlo se ocupe de este mal”, indica un neurólogo barcelonés centrado en el alzhéimer. “Solo se volcarán en esta demencia cuando su detección precoz o tratamiento empiecen a ser rentable -añade el especialista-. Pero esto solo será posible si previamente, ahora, se invierte en esa búsqueda.

FACTORES DE RIESGO

Aunque está comprobado que 15 o 20 años antes de que se manifiesten los síntomas de la demencia de alzhéimer el cerebro de los futuros enfermos empieza a acumular placas de la proteína amiloide que irá destruyendo sus neuronas, es muy difícil prever cuántas de esas personas acabarán sufriendo el mal. “No todos los que tienen amiloide sufren alzhéimer, aunque acumularla es un factor de riesgo evidente”, advierte Blesa. A la inversa, está demostrado que el cerebro de quienes enferman acumula placas de amiloide, y de la proteína TAU que se genera en el interior de las neuronas poco antes de que aparezcan los síntomas.

DIETA, EJERCICIO FÍSICO Y AMISTADES

A diferencia de hace un decenio, comprobar si una persona condemencia sufre alzhéimer ya no exige aguardar a que el enfermo fallezca para practicarle una autopsia. Ahora se determina la presencia de amiloide por medio de una tomografía por emisión de positrones o en con una punción de líquido cefalorraquídeo. Sigue siendo un objetivo inalcanzado establecer qué población sufre la demencia de forma incipiente.

En España hay unas 800.000 personas diagnosticadas de esta enfermedad. Aunque no existe un método preventivo de eficacia científicamente demostrada, son conocidos los beneficios que una dieta equilibrada y la práctica del ejercicio físico periódico ejercen en el cerebro de las personas ancianas en riesgo de sufrir alzheimer. Los médicos advierten de la importancia de que esas personas mantengan una red de amistades próximas activa. La vida social contribuye de forma determinante a mantener activos los circuitos neuronales, indican.