Los muertos por el fuerte terremoto de 8,2 grados en la escala de Richter que sacudió el viernes México son al menos 65, a los que se suman 250 heridos y 159 municipios en estado de emergencia. El estado de Oaxaca, con 46 víctimas mortales, fue el más damnificado por el seísmo, seguido del de Chiapas, con 15 fallecidos, y 4 en Tabasco. Solo en la localidad de Juchitán de Zaragoza, localidad donde residen un total de 100.000 habitantes, murieron 36 personas, mientras que miles perdieron sus casas. «La vivienda de enfrente se vino abajo y la de atrás también, y nosotros perdimos absolutamente todo», relataba ayer Gabriela Ortiz, una de las damnificadas en la población.

«Fue horrible, siento impotencia», reconocía con lágrimas en los ojos junto a su hermano menor y su tía mientras montaba guardia ante los restos de su vivienda. «Ya viene, aquí viene otro», gritaban unos jóvenes tendidos en colchones en plena calle mientras se levantaban y ayudaban a los más mayores a colocarse en medio de la calle, lejos de casas resquebrajadas.

MIEDO A LAS RÉPLICAS // «Estamos a la expectativa de lo que suceda con las réplicas. Viendo cómo se derribaron las casas, con cualquier movimiento la gente entra en psicosis», decía Óscar Cuevas, un habitante que vio cómo el sismo le abría una brecha de un palmo en su vivienda y que perdía a los vecinos de enfrente.