El equipo de seguimiento de los osos pardos (Ursus arctos) en el Pirineo catalán detectó el año pasado 31 ejemplares, incluyendo cinco machos adultos o juveniles y diez hembras en edad de reproducción, así como una cifra récord de 10 cachorros nacidos ese mismo año, dos hitos que confirman la consolidación de las poblaciones de unos animales que empiezan ahora a salir de sus refugios tras la hibernación.

Los plantígrados transitan por territorios escarpados y prácticamente despoblados, aunque ocasionalmente bajan a los valles y también cruzan a la vertiente francesa de la cordillera. Goiat, el gran macho traído de Eslovenia el año pasado para intentar frenar el problema de la consanguinidad familiar, es el único ejemplar que lleva un collar transmisor que permite seguir sus movimientos vía satélite.

Aún es pronto para saber si Goiat ha tenido o tendrá descendencia esta primavera, según los técnicos del programa PirosLife. Lo que sí se ha confirmado es que el padre de los dos hijos que tuvo Caramelles, una de las hembras reproductoras, es Pyros, el veterano oso que ha dominado la genética de la especie en los Pirineos en los últimos 21 años. Y no se descarta que también lo sea de otras seis crías. De hecho, casi todos los osos del Pirineo central son actualmente hijos, nietos o hasta biznietos del patriarca.

Aunque posiblemente no sobrevivan los 10 cachorros, se trata de un registro nunca visto en fechas recientes. Gracias al éxito reproductor, la población total de osos en el Pirineo ha superado los 40 ejemplares por primera vez en décadas. A los 31 ejemplares del territorio catalán deben sumarse 8 más de la vertiente francesa y una población residual de 2-3 animales en el Pirineo occidental (Gascuña-Navarra).