Costa Rica para un plus de aventura

¿Quién dijo que la aventura no es un concepto femenino? Intrépidas, deportistas y atrevidas son las mujeres que eligen Costa Rica para realizar un viaje inolvidable. Porque todo en este maravilloso país centroamericano destila naturaleza y disfrute, lo cual se presenta ideal para aquellas féminas amantes de los grandes riesgos y también para aquellas otras que se decantan por actividades moderadas. Por algo estamos en el rincón con mayor biodiversidad del mundo, lo cual propicia miles de planes.

Se puede navegar en kayak por el Parque de Tortuguero en busca de jaguaresagazapados en la jungla. O subir hasta el cráter del volcán Irazú. O sumergirse en alguna cala solitaria del Parque Nacional Manuel Antonio en busca de fauna marina. También entregarse a la adrenalina total de muchas maneras: por ejemplo, lanzarse en tirolinasobre el espesor de los bosques o deslizarse en rafting a toda pastilla por sus caudalosos ríos. Todo ello con la garantía de que el medio ambiente no se verá dañado en ningún modo: ya se sabe que Costa Rica hace de la sostenibilidad una filosofía de vida.

Estambul para empaparse de exotismo

Es un lugar sólo apto para quienes son capaces de conmoverse con todo lo que destila belleza. Para románticas empedernidas, buscadoras del paradigma del amor, amantes de la sensualidad a flor de piel. Así es Estambul, puro exotismo. Una ciudad que a nadie deja indiferente. Porque ni el corazón más impasible puede resistirse a las agujas de las mezquitas recortadas sobre el horizonte brumoso, al universo de alfombras, pistachos y narguiles que remiten al pasado oriental, a la magia del Bósforo cuando amanece y tiñe las aguas de rojo.

Para las mujeres de sensibilidad exacerbada, esta joya turca es el destino perfecto porque a sus múltiples atractivos se suma la magnética sensación de tener un pie en Europa y otro en Asia. Por algo la cautivadora belleza de Estambul, con sus aromas y sabores lejanos, ha inspirado tantas apasionantes novelas.

Dubái para adictas al shopping

Claro que sí, lo reconocemos: comprar es un placer para muchas mujeres (¡y hombres!) del mundo. Por eso, si eres de esas personas a las que le pirran las compras, si alcanzas la felicidad dando vida a la tarjeta de crédito, te presentamos un viaje adaptado a tus necesidades: Dubái, la meca universal del shopping. En esta megalópolis de los Emiratos Árabes Unidos, ya se sabe, todo es lujo y derroche, consumismo superlativo. Por eso es la indicada para dejarse llevar por la tentación de gastar y gastar.

Y que luego te quiten lo bailado. Para ello tienes dónde elegir: aquí reside el centro comercial más grande del mundo, en el que cabrían (y no es exageración) unos 50 campos de fútbol. Se trata del Dubái Mall, uno de los hitos de esta desorbitada ciudad que, como todo en ella, maneja cifras mareantes: más de 1 200 tiendas con todas las firmas imaginables. Además, para completar tan gratificante actividad, existen 22 salas de cine, más de 120 restaurantes, un acuario, una pista de patinaje sobre hielo… Que viva el derroche.

La India para cargarse de espiritualidad

Para aquellas mujeres tan atareadas a las que apenas alcanza el tiempo para encontrarse con una misma, para disponer de esos ratos en soledad en los que se hace cuentas con la vida. Para todas ellas que, a veces, se olvidan de quiénes son, está dedicado este viaje. Un lugar para sumergirse en las tradiciones orientales, empaparse de rito y ceremonia, contagiarse del misticismo que destilan los lugares sagrados.

Muchas mujeres, nos consta, darían cualquier cosa por apuntarse, alguna vez, a un viaje de estilo zen, a una experiencia diferente en la que hallar el equilibrio perfecto entre el cuerpo, la mente y el alma. Y no se nos ocurre un lugar mejor que La India. Toda ella, pero en concreto un rincón especial: Varanasi, la ciudad que descansa a la orilla del Ganges, el río sagrado por antonomasia. Yoga, meditación, bendiciones, masajes, ayurveda… ¿qué más se puede pedir para vivir una aventura cargada de espiritualidad?

San Petersburgo para exprimir su cultura

Con su soberbia belleza y y magia palaciega, la ciudad más europea de Rusia (la más refinada también) es un destino ideal para mujeres inquietas. A estas alturas, con el río Neva y sus canales convertidos en un espejo de hielo, las calles se muestran preciosas en su profusión de palacios y plazas colosales, en sus iglesias de cúpulas doradas, en sus jardines y puentes exquisitos. Y aunque sus temperaturas gélidas, su innegable fastuosidad es un regalo para los sentidos. Además, siempre quedarán sus imprescindibles museos para refugiarse y, al mismo, tiempo, disfrutar de lo lindo. Desde el Hermitage, uno de los mejores del mundo, hasta el Museo Ruso, el Kunstkámera o el Fabergé.